Palabras de gringo
Están conocidas las opiniones y actitudes de Trump respecto de los mexicanos, que tan injustas y ofensivas son, pero Trump es tan solo uno. El desprecio hacia nosotros forma parte de la educación que reciben todos los gringos, pero se acentúa fuertemente en los que se dedican a la política. Los testimonios históricos abundan: Robert J. Walker, senador por Mississippi, y furibundo anti-mexicano aseguraba que los mexicanos no valían nada y siendo secretario del Tesoro con el presidente James Polk, el que nos hizo la guerra en 1847, dijo: “Los mexicanos son una mezcla emponzoñada de color y sangre”. James Buchanan, secretario de Estado con Polk y después presidente de los Estados Unidos (1857), durante la época de Juárez, a quien apoyó para que ganara la guerra de reforma, declaró tajantemente: “Nuestra raza de hombres (los infiltrados en Texas), nunca podrá estar sometida a la imbécil e indolente raza mexicana... La sangre anglosajona nunca podrá estar sometida por nadie que tenga origen mexicano... Había que apoderarse de Texas, porque solo así se podría cumplir con nuestros altos destinos y emprender la carrera de grandeza que se nos ha ordenado por Dios”. Buchanan, como secretario de Estado de Polk, tenía un desprecio absoluto hacia los mexicanos con quienes tenía que tratar o negociar asuntos diplomáticos. Hay muchos ejemplos de esta actitud soberbia y altanera de los gringos, pero mucho más detestable es la que nuestros políticos que, siguiendo el modelo de Juárez, los liberales y las sectas masónicas, se disponen muy contentos a satisfacer y cumplir todo lo que se les ordena desde “Guachintón” y “Gual estrit”.