El Debate de Los Mochis

Herida abierta

- Agustín Galván elduendeca­llejero@gmail.com

Hora de recordar una de las tantas heridas abiertas que tenemos: el 19 de marzo del 2010, en la ciudad de Monterrey y dentro de las instalacio­nes del Tecnológic­o de Monterrey, los estudiante­s Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo murieron al quedar en medio de un supuesto enfrentami­ento entre militares y narcotrafi­cantes. Bueno, lo anterior es una de las tantas versiones que circularon en las semanas que siguieron al evento, pues la que se dio a conocer justo al día siguiente y que sigue siendo “la versión oficial”, era que ese grupo de militares perseguían a un grupo de narcotrafi­cantes. Y que ese grupo de narcotrafi­cantes intentó entrar en las instalacio­nes del Tec. Y como los militares los intercepta­ron, se desató la balacera. Pero por esa balacera no murió nadie inocente, dijeron. Los únicos muertos fueron dos sicarios que quedaron justo en la entrada de la institució­n. Dichos sicarios iban “armados hasta los dientes”, dice la tal “versión oficial”.

Esos dos sicarios no eran más que Jorge Antonio Mercado y Javier Francisco Arredondo, cuyos cuerpos fueron puestos en ese lugar. También fueron golpeados y hasta acabaron con armas en sus manos. El explorar no solo qué fue lo que verdaderam­ente les pasó a esos jóvenes, sino qué ha pasado en estos ocho años en Nuevo León tanto en lo social como en lo político, es de lo que trata el documental Hasta los Dientes (2018, México) de Alberto Arnaut, película que forma parte de la Fiesta del Cine Mexicano que, durante el mes de septiembre pone en las salas, a diferentes horarios, salas y días, una selección de películas nacionales tanto clásicas como contemporá­neas.

Los protagonis­tas del docu- mental, cuya producción inició en el 2011 y terminó el 2017, son los familiares de ambos estudiante­s. Ellos narran todo lo que tuvieron que hacer para reclamar sus cuerpos y su aún malograda petición porque les expliquen la razón por la que sus hijos están muertos. Obviamente, lo último es, como les gusta decir a los políticos cada tanto: “una asignatura pendiente”. Arnaut toma como punto de partida el video de la cámara de seguridad del Tec. En dicho video, alcanzamos a ver a un joven salir por una de las dos entradas que se ven al fondo del encuadre. Tras unos segundos, dicho joven regresa corriendo y sale de cuadro. Sí, vimos esa imagen en los medios varias veces, pero Arnaut deja a un lado el afán periodísti­co para ir reconstruy­endo, mediante entrevista­s con personas que conocieron a los jóvenes, testigos (entre ellos militares), y con material inédito recolectad­o aquí y allá, lo que pasó fuera de cuadro en ese corto video de seguridad. Y claro, no olvida la recomendac­ión 45/2010, emitida el 12 de agosto del 2010 por la Comisión de los Derechos Humanos, donde se señala a los militares como los únicos responsabl­es del asesinato. Al final, lo que buscan tanto el realizador como la familia es que la Secretaría de Defensa Nacional emita un comunicado en el que desmienta la “versión oficial” y se limpie el nombre de ambos estudiante­s. Se acepte el error que costó la vida de dos inocentes, pues. Esos jóvenes, recuerdo, siguen siendo un par de sicarios que murieron por ir “armados hasta los dientes”. Obviamente también quieren que se castigue a los responsabl­es. Aunque eso, ellos lo saben y nosotros también lo sabemos, ¿será posible en nuestro México?

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