Gral. Manuel Mondragón, un héroe sin pedestal
En su faceta como inventor patentó en 1887 el fusil Mondragón, el primer rifle semiautomático y automático
En México hemos vivido una historia distorsionada llena de próceres, tiranos, dictadores y héroes a quienes no les corresponde la etiqueta.
En esta ocasión hablaré de un personaje desconocido casi en su totalidad, pero en esta, la era de la información, nada se encuentra fuera de nuestro alcance y podemos y debemos escarbar en los mitos y leyendas mexicanas para reconocer a quienes han hecho grandes cosas por nuestro país y a causa de la ignorancia de nuestros gobernantes, cuestiones políticas, u otros intereses, no se encuentran en la historia oficial, ya que en este caso proviene del general Díaz a quien se le considera el dictador por excelencia. A principios del siglo 20 ocurrió en México un enfrentamiento, que como tantos otros grandes episodios de nuestra historia se halla sepultado, así como su héroe. Manue l Mondragón era un artillero que había egresado del Colegio Militar en 1880 y tenía una brillante faceta como inventor, pues en 1887 patentó el fusil Mondragón, el primer rifle semiautomático y automático que disparaba 60 balas por minuto, cosa extraordinaria para la época. Pronto, el Ejército Mexicano lo adoptó siendo el primero en el mundo en usar un arma de este tipo. Ojalá bastara su inteligencia y valentía para que el general Mondragón pudiera librarse del desconocimiento al que se le ha condenado, pero de ello me encargo a continuación.
Canal de Panamá En el siglo 19, Estados Unidos consideraba fundamental la construcción de un canal interoceánico para su desarrollo, ya que hasta entonces la única ruta para transportar de unas costas a otras era navegar rodeando todo Sudamérica, lo cual era demasiado lento y costoso.
Su proyecto consistía en la construcción de un canal que le permitiera a las embarcaciones comerciales cruzar del Océano Atlántico al Pacífico por alguna zona geográfica estratégica, en este caso el de istmo de Tehuantepec por su cercanía y sus aptas características físicas y climáticas.
La nación estadounidense le propuso al gobierno mexicano comprarle los estados de Oaxaca, Veracruz y Tabasco en el año de 1853, en el que adquirieron el territorio de La Mesilla, pues ya se habían apoderado de California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas desde el año de 1848. Su ambición era incontrolable, pero no pudieron hacer nada para adquirir los estados del istmo.
Pasó el tiempo pero seguían teniendo en mente el proyecto del canal y ya en el porfiriato, el presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, fue directamente con Díaz a solicitar la venta de los territorios para llevar a cabo el canal interoceánico, a pesar de que el gobierno mexicano tenía gran conveniencia en complacer los intereses de la nación vecina. Su respuesta fue un rotundo NO.
El general Porfirio Díaz era un estratega sumamente inteligente y sabía que Estados Unidos no se quedaría con esa respuesta, por lo que previó una invasión y solicitó al general Manuel Mondragón la defensa de los puertos de Salina Cruz, Oaxaca y Coatzacoalcos, Veracruz.
Con su experiencia como armero, el general Mondragón empezó a maquinar un arma mucho más poderosa y distinta a las que había construido anteriormente, una con una fuerza capaz de defender a México de una invasión vía marítima. Para ello se basó en un modelo de cañón Krupp de origen alemán, diseñando en él una serie de modificaciones y convirtiéndolo en un cañón de largo alcance. Dos cañones basados en el diseño Mondragón se mandaron a fabricar en Alemania y un tiempo después llegaron a México para aguardar uno en cada puerto, el ataque americano.
Cañón Mondragón Fue el día 9 de abril de 1905 cuando Estados Unidos envió a su flota Séptima División del Pacífico para invadir a México por el puerto de Salina Cruz, justo donde se encontraba el 4to. Regimiento de Artillería Mexicano dirigido por el general Mondragón, con once de sus mejores artilleros que vieron aproximarse al ejército estadounidense en un acorazado y varias fragatas. La milicia mexi-
cana envió señales de clave Morse intentando comunicarse con ellos sin obtener respuesta alguna. Fue entonces que apuntaron todos los cañones convencionales que habían alistado para ese momento, pero sobre todo el arma especial, el cañón de largo alcance con el que abrieron fuego.
Ese primer cañonazo era sólo una advertencia defensiva, cayendo justamente enfrente del acorazado. Las fuerzas invasoras no se detuvieron, pensando que había sido un tiro fallido y que podrían avanzar y salir victoriosos. Para el segundo ataque, el general Mondragón accionó el poderoso cañón apuntando hacia la proa. Su disparo fue certero y destruyó parte de la nave. En ese momento, los americanos se quedaron estupefactos, pues la distancia era de unos 15 kilómetros, era increíble el alcance y la tenacidad del ataque, por lo que emprendieron la retirada pues sus armas cubrían un rango mucho menor de solo 10 kilómetros. Sabían que de no retroceder los mexicanos acabarían con ellos en cuestión de minutos, jamás se imaginaron que tuvieran un arma tan poderosa. La Séptima División del Pacífico se mantuvo 11 millas náuticas mar adentro a salvo de la enérgica resistencia de México, pero sin mover la vigilia del puerto de Salina Cruz. Esperaron una nueva oportunidad durante tres meses, tiempo que el gobierno de Estados Unidos usó para redirigir sus intereses al centro del continente, así empezaron las gestiones en el país panameño. El istmo de Panamá es mucho más angosto con 82 km de longitud, pero también más húmedo y pantanoso en comparación con el Istmo de Tehuantepec, que tiene 200 km de ancho y un clima más seco.
Las condiciones y las distancias son considerables. Los estadounidenses preferían México por estar más cerca de sus costas, pero al haber intentado por todos los medios apoderarse del istmo mexicano sin tener éxito, finalmente se llevó a cabo la construcción del canal de Panamá, que fue inaugurado el 15 de agosto de 1914 con el gobierno estadounidense, controlando toda esa zona desde 1905 hasta 1979. El istmo de Tehuantepec sí ha sido explotado a través del tiempo por el gobierno mexicano, pues en aquellas épocas, a principios de siglo, se construyó una ferrovía que aún existe y comunica ambos puertos, pero poco tiempo duró su éxito pues fue inaugurado en 1907, siete años antes que el canal de Panamá, que le quitó todo el mercado de exportación.
La vida útil del ferrocarril del istmo duró menos de dos décadas. En su época de mayor auge llegó a transportar hasta 800 mil toneladas. Una vez que tuvo la competencia de la vía panameña redujo 77 % esa cifra, finalmente cerró sus funciones en 1922. Actualmente la ferrovía mexicana se encuentra en desuso, esperando la oportunidad para ser una opción redituable nuevamente.
Destino de los cañones Por su parte, los cañones con los que el ejército estadounidense fue derrotado se desmontaron tiempo después por orden de Francisco I. Madero y se dice que fueron vendidos al gobierno de Turquía, de lo cual no habrá certeza hasta que aparezcan fotografías o los mismísimos cañones marcados con nuestro escudo nacional.
Es una lástima que esa creación tan importante, diseño de un perso- naje como el general Mondragón, se encuentre fuera de nuestro país, (como el penacho de Moctezuma que se encuentra en Suiza) sin que la historia reclame su importancia y sin que los mexicanos conozcamos su existencia para poder sentirnos orgullosos de todo lo que hemos logrado como país y sin darle el lugar que merece a un hombre que se valió de su inventiva y del gran reconocimiento del presidente Porfirio Díaz para preservar la soberanía de México.