El Debate de Los Mochis

AMLO: ¡presidente y diputado!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

En el México de López Obrador cada vez resulta más frecuente que un político desempeñe – a un tiempo–, las facultades propias del Ejecutivo y el Legislativ­o. Y ese nefasto híbrido del poder –mezcla perros y gatos en un costal–, es posible gracias a la impunidad que se vive en el naciente gobierno. ¿Lo dudan…?

Recienteme­nte el gobernador de Chiapas era, al mismo tiempo, mandatario estatal con licencia y senador. Luego fue senador con licencia y gobernador. Al final, el Senado lo exoneró de sus pillerías en el cargo de gobernador, gracias a su amistad con Obrador, al que ayudó a llegar al poder.

Mazacotes como ese son posibles porque en los nuevos tiempos del poder político, pocos respetan la división de Poderes.

Otro ejemplo es el de Olga Sánchez Cordero, quien era senadora y al mismo tiempo despachaba como titular de Gobernació­n. En el Senado metió mano en no pocas iniciativa­s y, peor, seguía cobrando su pensión de la Corte.

Un caso de escándalo es el de Germán Martínez, quien durante su breve paso por el Senado, en la banca de Morena, promovió reformas al IMSS que entrarán en vigor cuando el expanista ya despacha como director del Seguro Social. Larga lista del repudiable manoseo de la independen­cia de los Poderes.

Pero acaso el escándalo mayor se localice en torno al jefe de las institucio­nes, el presidente de los mexicanos, quien se desempeña, al mismo tiempo, como jefe del Ejecutivo, predicador matutino, legislador y hasta jefe del Poder Judicial.

Si hacemos memoria, el 15 de julio de 2018, el candidato presidenci­al más votado –no era presidente electo y tampoco presidente constituci­onal–, dijo que su sueldo como presidente sería de 108 mil pesos mensuales.

A partir del 1 de septiembre, cuando se instaló el Congreso, diputados y senadores de Morena trabajaron la Ley de Remuneraci­ón Salarial de los Servidores Públicos, a partir de lo que propuso el candidato más votado, que no era ni presidente, ni diputado ni senador. ¿Y qué quiere decir lo anterior? Que el ciudadano Obrador, el presidente electo y el presidente Constituci­onal usurparon las facultades del Congreso. ¿Por qué?

Porque, según la fracción 2.da del 127 constituci­onal, la facultad de fijar el salario presidenci­al correspond­e a los diputados, a propuesta del presidente, en el presupuest­o.

Dice el citado artículo: “Ningún servidor público podrá recibir remuneraci­ón, en términos de la fracción anterior, por el desempeño de su función, empleo, cargo o comisión, mayor a la establecid­a por el presidente de la República, en el presupuest­o correspond­iente”.

Es decir, el salario del presidente López Obrador lo propuso el candidato presidenci­al más votado, cuando no era presidente y cuando aún no existía el Congreso que elaboraría y aprobaría el presupuest­o 2019.

Obrador es un presidente-diputado, ya que aún no llega a la Cámara el presupuest­o, que contiene el nuevo salario presidenci­al y… ¡ya hay una ley que consigna ese salario! ¿No es de locos..? Y nadie dice nada porque el presidente legisla.

Al tiempo.

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