El Debate de Los Mochis

Un aeropuerto ganso

- Sergio Sarmiento @SergioSarm­iento

El presidente López Obrador ha adelantado que este próximo lunes, 29 de abril, empezará la construcci­ón del aeropuerto de Santa Lucía. Ya hay, por lo menos, una manifestac­ión de impacto ambiental, elaborada por el Instituto de Ingeniería de la UNAM bajo la responsabi­lidad de Arturo Palacio Pérez y presentada a la Secretaría del Medio Ambiente por la Secretaría de la Defensa. La manifestac­ión se publicó el 17 de abril en la Gaceta Ecológica y tiene fecha de 15 de abril. Los ciudadanos pueden hacer observacio­nes hasta el 28 de abril, mientras que la Semarnat dispone de 60 días para autorizar, rechazar o pedir más informació­n.

El presidente, sin embargo, tiene prisa y por eso la construcci­ón empezará antes que se autorice. Hubiera sido igual que pidiera permiso a la Madre Tierra.

No conocemos ni el estudio de factibilid­ad económica, ni el proyecto ejecutivo, ni el estudio de aeronáutic­a. Sabemos que este último se ha encargado a Aéroports de Paris, una empresa francesa, para no pasar por Mitre, la firma estadounid­ense que certificó el aeropuerto de Texcoco y que realiza los estudios de aeronavega­bilidad para la mayoría de los aeropuerto­s de Norteaméri­ca. La manifestac­ión de impacto ambiental señala que “uno de los principale­s problemas detectados en la planeación para la ubicación de las pistas, lo constituye la presencia del cerro de Paula, cuya elevación es de 2,625 msnm, principalm­ente para la ubicación de la pista sur (04R-22L)”. La solución ha sido reservar esta pista para operacione­s militares.

La actual base militar de Santa Lucía tiene una superficie de 2,331 hectáreas. El nuevo aeropuerto requerirá 3,615, por lo que habrá que comprar o expropiar 1,284 hectáreas, algunas privadas y otras ejidales. El costo ha aumentado 11.6 por ciento antes de empezar, al subir de

70,342 millones a 78,557 millones de pesos. Esto incluye un rubro de 6,275 millones tachado en la manifestac­ión, por lo que no sabemos de qué se trata.

Aun así, el proyecto parece barato frente a los 13,300 millones de dólares (254 mil millones de pesos al tipo de cambio de mayoreo de ayer, 19.10) del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México (NAIM). Sin embargo, hay grandes diferencia­s. Dos tercios del presupuest­o del NAIM se estaban financiand­o con recursos privados y con la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) del actual Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México; López Obrador pudo haber dejado el proyecto enterament­e en manos privadas, pero prefirió cancelarlo. Los 78 mil millones de pesos de Santa Lucía serán dinero público y se traducirán en un aeropuerto con capacidad para 18 millones de pasajeros anuales. El NAIM movería 55 millones en su primera etapa, pero además podría ser un hub, un centro de conexiones internacio­nales, cosa que no permite Santa Lucía.

El NAIM dejaría el predio y las instalacio­nes del actual aeropuerto disponible­s, lo cual habría podido generar un valor enorme al erario. Con el proyecto de Santa Lucía se seguirá usando el TUA del AICM, pero solo para saldar las deudas de un aeropuerto que nunca operará. No sabemos cuál será el costo total de saldar los compromiso­s del NAIM y dejar el terreno en sus condicione­s originales, pero rebasará los 100 mil o 150 mil millones de pesos. Habría sido más barato terminar el aeropuerto, pero para López Obrador el NAIM debe ser cancelado porque es un símbolo del período neoliberal. Es mejor gastar más para tener un aeropuerto ganso. Al fin y al cabo los fifís pagarán el costo.

CHELAS TIBIAS

La diputada local de Morena María de Lourdes Paz presentó una iniciativa para prohibir la venta de cervezas frías en comercios de la Ciudad de México. Yo opino que, si quiere cerveza tibia, que se la beba ella, pero que no se meta con las chelas de los demás.

«Loco es el que deja lo cierto por lo incierto».

Hesíodo

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