TRAS ESCAPE MASIVO, MIGRANTES EXIGEN COMIDA EN MÉXICO
Habitantes de Chiapas señalan que cientos de centroamericanos corrían por las calles semidesnudos, ante la pasividad de las autoridades mexicanas
Horas después de un escape masivo de un centro de detención migratoria del sur de México, centenares de migrantes detenidos alzaron los puños el viernes y corearon: «¡Queremos comida, queremos salir!». Fue el mayor escape masivo de un centro de inmigración en México en la memoria reciente, y un nuevo ejemplo de cómo el Gobierno se ha visto abrumado por el flujo de migrantes centroamericanos, cubanos y haitianos.
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Los residentes en Tapachula reportaron haber visto a centenares de migrantes corriendo por las calles el jueves por la noche, algunos apenas vestidos y otros metiéndose en furgonetas que pasaban para escapar. Agentes de inmigración desarmados simplemente no pudieron hacer nada para impedir que los migrantes escaparan, dijeron las autoridades federales. Aquellos que tienen familiares en el centro de detenciones Siglo XXI dijeron que la fuga se derivó de una disputa sobre comida y espacio para dormir, recursos escasos en la atestada instalación. Las autoridades dicen que al menos mil 300 detenidos se escaparon y que un número similar sigue en el sitio, lo que indicaría que el centro estaba al doble de su capacidad o peor. La instalación fue construida para detener a poco menos de mil personas. Al menos 700 de los migrantes habían sido recapturados o habían regresado para el viernes al mediodía. Laisel Gómez Cabrera, un cubano que ahora vive en Texas, estaba preocupado por su esposa, Anisleidys Sosa Almeida, que ha estado en el centro varias semanas. Gómez estaba parado el viernes afuera de la estación —como lo ha hecho casi todos los días desde que su esposa fue detenida— tratando de obtener información sobre ella. Dijo que había ocurrido una pelea en el centro antes del escape y que fue provocada por la sobrepoblación. «Hicieron que se pelearan entre ellos por un espacio, para poder alcanzar comidita y demás. Entonces ya no aguantaron, y se amotinaron... y se fueron», dijo Gómez. «Mi esposa y mi hijo han estado ahí 27 días en malas condiciones», señaló por su parte Usmoni Velázquez Vallejo mientras esperaba noticias en el exterior. «Hay hacinamiento, no hay comida suficiente y ni siquiera tienen medicamentos».