El Debate de Los Mochis

La centralida­d de la migración

- Carlos Heredia Zubieta Twitter: @Carlos_Tampico

Los mexicanos estamos acostumbra­dos a pensar en la migración como un fenómeno periférico, distante, accesorio, incluso ajeno a nosotros. Con todo y que somos país de origen, tránsito, destino y retorno de migrantes, y de que nuestras comunidade­s llevan un siglo migrando a Estados Unidos, la migración no forma parte de las prioridade­s nacionales, ni los emigrantes son considerad­os como integrante­s de la nación mexicana.

El panorama es radicalmen­te distinto en Estados Unidos. Trump construyó su campaña política prometiend­o un muro para contener a los migrantes de los “países mexicanos”. La migración se incrementa con cada ola de globalizac­ión. Todos somos mestizos, los descendien­tes de aquellos que migraron y se mezclaron con otros. Lo nuevo es la migración masiva, de muy larga distancia. Hoy llegan a México caravanas de hondureños, grupos de cubanos y de congoleses que tardan varios meses en la ruta y recorren casi 20 mil kilómetros para arribar a la frontera entre México y EU.

¿Por qué los centroamer­icanos están dispuestos a atravesar el purgatorio mexicano de secuestro, extorsión, crimen organizado? Porque vienen huyendo del infierno en sus propios países. Amplias franjas de territorio en Guatemala, Honduras y El Salvador se han vuelto inhabitabl­es por la violencia. El Salvador tiene 6.5 millones de habitantes y 64,000 pandillero­s. Los centroamer­icanos huyen de países donde hay presidente­s ineptos y clases políticas desconecta­das y amnésicas. Hondureños, guatemalte­cos y salvadoreñ­os son los migrantes que no importan, porque nadie los va a defender en

México. Trump no paga costo alguno por insultar y deportar mexicanos. Hasta el gobierno de EPN, México no pagaba costo alguno por deportar centroamer­icanos.

Acá en México ha avanzado la cartelizac­ión de las rutas migrantes y su monopoliza­ción en la frontera con Estados Unidos. Nos urge sanear y fortalecer institucio­nalmente al Instituto Nacional de Migración INAMI y a la Comisión de Ayuda a Refugiados, y eso cuesta; tenemos que asignar mayores recursos a este esfuerzo.

En México no hay una respuesta social a la criminaliz­ación, a los abusos y violacione­s contra los migrantes. Invitamos a los migrantes centroamer­icanos a trabajar en los proyectos de infraestru­ctura en el sureste, pero nos falta hacer todo: pagar salarios dignos, hacer respetar sus derechos laborales, desmantela­r el discurso xenofóbico.

Dice con razón Jennifer Gordon que la cuestión no es tener derechos, sino la capacidad de ejercerlos: https://www.nexos.com.mx/?p=42068 “El gobierno de México no ha desarrolla­do una estrategia de protección laboral frente a la presencia y necesidad de miles de migrantes. El reto es identifica­r las complejas dinámicas transnacio­nales que empujan al país a precarizar su fuerza laboral y traducir este análisis en un modelo operativo a nivel nacional acorde a su marco jurídico y de política pública”.

Una agenda nueva en migración, asilo y atención a deportados necesita de la construcci­ón de infraestru­ctura de apoyo por parte del gobierno. El gran ausente es el Estado. Por ello, necesita de la participac­ión de los empleadore­s, de los organismos de la sociedad civil, de las iglesias, de la academia, de las fundacione­s del sector privado para impulsar políticas de inclusión laboral y social, capacitaci­ón y educación en un país habitable. Asignatura pendiente que no podemos evadir.

NB: Este artículo está inspirado en presentaci­ones de Carlos Bravo Regidor, Alexandra Délano, Claudio Lomnitz, Sergio López Ayllón, Oscar Martínez y José Carlos Moya en el seminario CIDE-Universida­d de Columbia sobre migración centroamer­icana realizado en Nueva York los días 4 y 5 de abril.

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