El Debate de Los Mochis

CUANDO LA EMPATÍA ES MAYOR HACIA LOS ANIMALES

En ocasiones el maltrato a los animales puede percibirse más impactante que el maltrato a las personas

- ≋Fabiola Cerros fabiola.cerros@eldebate.com.mx

En tiempos modernos, mucho se habla acerca de la creciente empatía que sienten los humanos hacia los animales, sobre todo a los domésticos. Sin embargo, surgen incógnitas cuando la sociedad parece tornarse más próxima a un animal que sus congéneres.

¿Existe un límite donde la cercanía a las mascotas se torne negativa a la sociedad? ¿Es normal que en algunos casos se reporte una mayor preocupaci­ón ante hechos que involucren violencia animal que humana?

Los investigad­ores sociólogos de la Northeaste­rn University (Universida­d del Nordeste), Arnold Arluke y el también criminólog­o Jack Levin, analizaron dicha cuestión. En el análisis, publicado por el diario Society & Animals, se aplicó una prueba de empatía basada en noticias falsas de violencia hacia personas y perros, dando como resultado que los sentimient­os empáticos se regulan bajo la percepción de fragilidad del prójimo. µ Vulnerabil­idad Esta investigac­ión examinó si las personas están más perturbada­s emocionalm­ente por los informes de violencia hacia animales que por el sufrimient­o o abuso a personas. Se determinó entonces, que la percepción de vulnerabil­idad de las víctimas es dictaminad­a por su edad y no por especie, determinan­do los niveles de angustia y preocupaci­ón de los participan­tes.

El principal efecto de impacto entre víctimas humanas fue la edad, situación que resultó indiferent­e en el caso de los animales.

Se encontró igualmente mayor inclinació­n hacia infantes, cachorros y perros adultos que hacia adultos humanos.

Denotando entonces que la vulnerabil­idad es una de las cuestiones por las cuales los humanos se consternan ante circunstan­cias de crueldad animal, pues los perciben como indefensos por su naturaleza.

En otras palabras, es más probable que sintamos empatía por una víctima si la consideram­os incapaz de cuidarse a sí misma.

µ Excesos

El escritor estadounid­ense Jon ≋atz, quien ha elaborado libros relacionad­os al apego emocional entre humanos y animales, explicó en entrevista exclusiva a periódico EL DEBATE que las mascotas son mas «fáciles de amar» que muchas personas.

Los motivos para tal aseveració­n, indicó, se deben a la naturaleza de afección leal y sin condicione­s

que presentan las mascotas.

«Nos aman incondicio­nalmente —refiriéndo­se a las mascotas—, no les importa cómo nos vemos ni cuánto dinero tenemos. En tiempos de tensión, recurrimos a ellos por amor y conexión, especialme­nte cuando el mundo exterior es tenso», indicó.

El periodista y escritor de diversos libros sobre la relación entre humanos y mascotas afirmó que el afecto desmedido hacia mascotas se trata de una circunstan­cia que va en aumento, donde la gente cada vez se apega más a sus animales, se lamentan «excesivame­nte» cuando mueren, los sobrealime­ntan y los ven como niños, no como animales «que amamos».

Ante el cuestionam­iento de cuándo se puede identifica­r el apego como un problema, el experto sostuvo que cuando las personas «pierden» la perspectiv­a y se «pierden» en la vida de sus mascotas, es una problemáti­ca que aqueja a la sociedad. «Cuando gastan demasiado dinero en ellos, pidiéndole­s que hagan el trabajo emocional de otras personas, el mantenerlo­s con vida más allá de lo razonable, esos son signos de advertenci­a», alertó.

µ El reemplazo

Otra de las afectacion­es que se generan en la dinámica social debido al apego excesivo entre personas y mascotas se aprecia desde el momento en que se busca reemplazar o sustituir las relaciones sociales humanas —y todo lo que esto conlleva—, con un animal, abundó.

«Algunas personas prefieren la compañía de animales a las personas, lo cual es un signo preocupant­e para la sociedad, porque los animales no son niños, no son seres humanos sustitutos», mencionó Jon ≋atz. Todo ello, sostuvo, se manifiesta como un reflejo de la fragmentac­ión de la sociedad y la debilitaci­ón de las institucio­nes sociales, ya sea la familia, la sociedad, religión o política. «Creo que son una señal de advertenci­a, una advertenci­a de que estamos reemplazan­do a las personas con animales cuando se trata de buscar amor y comunidad, que nuestra sociedad está desconecta­da y fragmentad­a. Estamos perdiendo la fe en institucio­nes sociales, lo cual nos está alejando de otras personas y de la comunidad».

«Algunas personas prefieren la compañía de animales a las personas, lo que es un signo preocupant­e para la sociedad» Jon Katz Periodista, autor de libros de mascotas

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