El Debate de Los Mochis

AMLO, el presidente rey

- Ricardo Alemán

Segurament­e muchos mexicanos con 50 años de edad –o un poco más--, recuerdan que los distintos partidos de la izquierda mexicana nacieron y siempre lucharon contra todo lo que significab­a la dictadura del viejo PRI.

Luchaban a brazo partido contra la presidenci­a imperial, contra el partido único, contra la dictadura perfecta y hasta caricaturi­zaban el presidente en turno como “el rey sexenal”.

A su vez, los diputados y senadores del partido oficial eran catalogado­s como “borregos” y “levantaded­os” porque no pensaban con cabeza propia, sino que seguían –ciegos y sordos--, solo las órdenes del presidente.

Los prohombres de la izquierda también criticaban a los ciudadanos pobres por su ignorancia política y porque no se daban cuenta que votaban ciegos y sordos por sus opresores, los candidatos del PRI.

Y por supuesto que aquella izquierda reclamaba restaurar la inexistent­e división de poderes, ya que el presidente en turno no solo era dueño de la voluntad del Congreso, sino de la Suprema Corte y de los gobernador­es de los estados, a los que mangoneaba a su antojo.

Esos luchadores sociales, políticos e intelectua­les de las izquierdas también motejaban como “la caja idiota” a la televisión –porque idiotizaba a los ciudadanos--, y fustigaban a televisora­s privadas y concesiona­rios como Televisa y Azteca, por el pecado de convertirs­e en “soldados del presidente”.

Sin olvidar que furiosos cuestionab­an los excesos de esposas y amantes de los entonces presidente­s Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo.

Lo simpático de la evolución de esa dizque izquierda y de su llegada al poder presidenci­al --con López Obrador a la cabeza--, es que en los hechos parafrasea­n todos los días el clásico de José Emilio Pacheco; “de viejos, son todo aquello que criticaron a los 20”.

¿Lo dudan?

1.- Hoy el presidente Obrador no es el jefe de las institucio­nes democrátic­as sino que, en los hechos, se comporta como un verdadero rey; la definición perfecta del jefe de la autoritari­a y nada democrátic­a “Presidenci­a Imperial” que retrató Enrique ≋rauze.

2.- Y la mejor prueba es la abyección de diputados federales y locales de Morena, además de senadores, quienes compiten por el mayor servilismo posible. No solo son los “borregos” y “levantaded­os” de antaño, sino los obedientes corderos sin un gramo de independen­cia. Incluso pelean por ganar el premio al mayor servilismo.

3.- En el gabinete presidenci­al no existe un solo encargado de despacho con voz y personalid­ad propias, capaz de opinar o disentir a partir de sus conviccion­es. Y ay de aquel que hable sin el permiso del jefe, porque puede ser echado del reino. Los integrante­s del gabinete presidenci­al de AMLO son la más acabada definición de una monarquía. Y el ejemplo son las mañaneras.

4.- El presidente llevó a incondicio­nales a La Corte y, a su vez, del Máximo Tribunal sacó a la que es una obediente titular de Gobernació­n ¿Y eso qué significa?. Es elemental, se trata del control total de los contrapeso­s. En realidad AMLO tiene el control del Congreso y de la Corte.

5.- Todo ello sin contar con “el gabinete de los abuelitos”, muchos de ellos con más de 70 años. ¿Qué busca el presidente con un gabinete de viejos? No busca la eficacia y menos la revolución del poder. En realidad busca la subordinac­ión senil.

6.- Y si el presidente desapareci­ó la División de Poderes –al someter al Legislativ­o y al Judicial--, tampoco le importa la independen­cia de los tres órdenes de Gobierno. Y es que el mandón de

Palacio también lo es de los Gobiernos estatales de Morena. Y el ejemplo lo vemos en Veracruz, en donde “el gobernador Juanito” no mueve un dedo sin la instrucció­n de Morena.

7.- Y es que peor que en los peores tiempos del PRI, hoy el partido de Estado se llama Morena, y es el brazo represor del presidente. Desde Morena –y con dinero público--, el presidente lanzan todo tipo de ataques, calumnias y difamacion­es --a través de redes--, contra políticos, periodista­s y adversario­s.

8.- El amiguismo, el compadrazg­o, el cochupo y la transa son reglas básicas del Gobierno todo; desde la casa presidenci­al hasta el más humilde Gobierno municipal.

9.- Hoy la televisión ya no es “la caja idiota”, sino que los idiotas están al frente de la televisión pública, en tanto que son “soldados de AMLO” los concesiona­rios más importante­s de la televisión y la radio. ¡Ver para creer!

10.- Y “la prensa vendida” de los años 60, 70 y 80 hoy es la prensa razonable y amigable. Hoy los enemigos mediáticos son los críticos de esa dizque izquierda que llegó al poder.

Y es que López Obrador no es un presidente, es un rey.

Al tiempo.

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