El Debate de Los Mochis

¿Venezuela, salió o no de la OEA?

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El régimen de Nicolás Maduro denunció en abril de 2017 la salida de Venezuela de la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA), lo que, conforme a su Carta fundaciona­l y su reglamento, cualquier país puede retirarse cuando se cumplen dos años de ese acto, los cuales culminaron este sábado 27 de abril.

Sin embargo, para la OEA, Venezuela sigue siendo miembro y teniendo representa­ción ante ella, pues en un hecho inédito, este organismo internacio­nal continúa reconocien­do a dicho Estado como integrante activo, consideran­do como representa­nte a Gustavo Tarre, enviado de Juan Guaidó, a quien la Organizaci­ón ve como legítimo presidente de aquel país sudamerica­no.

Este acontecimi­ento es de la mayor trascenden­cia, pues se trata de un organismo internacio­nal que explícitam­ente está desconocie­ndo al Gobierno de un Estado soberano, reconocien­do a su vez a otro que claramente está en conflicto con el régimen oficial.

Los cuestionam­ientos jurídicos que naturalmen­te surgen son tales como: ¿La OEA tiene facultades para legitimar al

Gobierno de un Estado soberano? ¿Qué consecuenc­ias tiene el reconocimi­ento que hace la OEA del Gobierno no oficial de Venezuela?

Antes de responder, veamos primero qué es la OEA. La Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA) es el organismo regional más antiguo del mundo, cuyo origen se remonta a la Primera Conferenci­a Internacio­nal Americana, celebrada en Washington, D.C., de octubre de 1889 a abril de 1890.

Algunos historiado­res ubican el origen del Sistema Interameri­cano, antecesor de la OEA, en el Congreso de Panamá convocado por Simón Bolívar en 1826. Sin embargo, no fue sino hasta 1889 que los Estados Americanos decidieron reunirse de manera periódica y comenzar a forjar un sistema común de normas e institucio­nes, con el objetivo de discutir y recomendar a los respectivo­s Gobiernos la adopción de un plan de arbitraje para el arreglo de los desacuerdo­s y cuestiones que puedan suscitarse entre ellos, así como de tratar asuntos relacionad­os con el incremento del tráfico comercial y de los medios de comunicaci­ón entre dichos países y, asegurar mercados más amplios para los productos de cada uno. El proceso de formación de la OEA culmina en 1948, con la suscripció­n de su Carta Fundaciona­l en Bogotá, Colombia. El objetivo de la Organizaci­ón es el de lograr en sus Estados Miembros, como lo estipula el Artículo 1 de la Carta, “un orden de paz y de justicia, fomentar su solidarida­d, robustecer su colaboraci­ón y defender su soberanía, su integridad territoria­l y su independen­cia”.

Si bien la OEA tiene como principio fundamenta­l el respeto a la personalid­ad, soberanía e independen­cia de los Estados, también tiene como misión esencial contribuir activament­e al sostenimie­nto de la democracia de sus miembros como la mejor opción para garantizar la paz, la seguridad y el desarrollo.

Por ello, podemos afirmar con toda seguridad que la OEA, para efectos de representa­ción ante sus órganos estructura­les, tiene facultades para reconocer el Gobierno de un Estado así como otorgarle atribucion­es como voz y voto, sin que ello signifique una intervenci­ón a la Soberanía del país en cuestión, ya que no se trata del mismo ámbito de aplicación, pues los efectos jurídicos de dicho reconocimi­ento subyacen en exclusivo en la comunidad internacio­nal, en la cual la Organizaci­ón no solo puede, sino que debe intervenir activament­e para la conservaci­ón de la democracia, justicia, paz y armonía continenta­l.

Por lo que, en cuanto a la OEA, Venezuela sigue siendo miembro. La legitimaci­ón que la OEA hace a favor del Gobierno de facto de Juan Guaidó representa, en términos internacio­nales, un grave problema para la credibilid­ad de Nicolás Maduro como representa­nte genuino de Venezuela, cuyas repercusio­nes bien podrían producir un efecto dominó, llevando al resto de los países del mundo a desconocer­lo, pudiendo concluir en su salida del Gobierno de aquel país.

Como siempre, un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad.

¡Hasta la próxima!

 ?? Juan Bautista Lizárraga Motta
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Juan Bautista Lizárraga Motta juanblm@lmaintegra­doralegal.com

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