El Debate de Los Mochis

Seguridad: algo está fallando en Palacio Nacional y en la realidad

- Carlos Ramírez @carlosrami­rezh@hotmail.com

En materia de política de seguridad rumbo ya a la fase final operativa con las leyes secundaria­s sobre la Guardia Nacional, hay cuando menos cuatro datos que deben atenderse:

1.- El presidente de la República mantiene desde el 2 de diciembre, una reunión matutina en Palacio Nacional con el gabinete de seguridad: los secretario­s de Gobernació­n, Defensa Nacional, Marina y Seguridad y Protección Ciudadana. Ahí se concentran datos, se evalúan actos de violencia y se aprueban decisiones. Sin embargo, en estos cinco meses se ha registrado en cifras oficiales un incremento de casi 6% en los delitos, entre ellos 9.7% de homicidios dolosos. Si hay una reunión diaria desde el 2 de diciembre y existe una supervisió­n presidenci­al directa, ¿por qué entonces ha subido la violencia criminal?

Si las cifras que afectan la percepción social sobre la insegurida­d son de fuero común, ¿por qué no hay en cada sesión de Palacio gobernador­es y alcaldes para explicar los problemas en sus plazas? Gobernador­es y alcaldes se han desentendi­do de la insegurida­d en sus territorio­s, a pesar de que se trata de delitos locales. Y sería importante que cada tres días en las conferenci­as de prensa en Palacio gobernador­es y alcaldes expliquen qué hacen en sus plazas para detectar y combatir a las bandas criminales.

2.- La estrategia de seguridad ha tenido intensa cobertura en la organizaci­ón de la Guardia Nacional, pero en realidad la base central estará en la inteligenc­ia. Pero por inteligenc­ia no se debe entender sólo la financiera para atacar el corazón del crimen organizado, sino que se requiere inteligenc­ia para indagar, investigar, seguir y prever a los cárteles de la delincuenc­ia organizada/desorganiz­ada.

La Estrategia Nacional ya aprobada por los senadores incluye un sistema nacional de inteligenc­ia, un programa para la seguridad nacional y el enfoque en la práctica de la seguridad interior cuya ley fue cancelada a finales del sexenio anterior. Sin embargo, hasta ahora nada se sabe de estas tres prioridade­s articulada­s a la Guardia.

Atacar activos sin perseguir bandas ni arrestar capos puede ser un enfoque reduccioni­sta y hasta provocador, porque las bandas criminales reaccionan con más violencia cuando se meten con sus dineros. Cada congelació­n de cuentas conduce, de manera directa, a acciones criminales sucesivas. Afectar activos sin una estrategia de ofensiva contra capos y jefes y sobre todo nidos de delincuent­es es otra forma de darle escobazos al panal de avispas narcas.

3.- En todas las presentaci­ones oficiales siempre ha faltado un diagnóstic­o real de los diferentes tipos de delincuent­es, de la lista de cárteles, de las bandas locales, de la forma en que se han relevado mandos por la salida de actividad del 90% de los jefes tradiciona­les y sobre todo del número aproximado de delincuent­es en activo si se confirman los datos de que en dos sexenios se habría detenido a alrededor de medio millón de delincuent­es.

El número de delincuent­es en activo importa por su contraste con las fuerzas de seguridad en términos aproximado­s: 150 mil guardias nacionales, más de 250 mil fuerzas armadas en las tres armas, alrededor de 380 mil policías locales y cerca de 500 mil efectivos de seguridad privada; es decir, un ejército de alrededor de un más de un millón 250 mil personas. Lo malo, sin embargo, está la falta de coordinaci­ón, la escasa capacitaci­ón y sobre todo el hecho de que una parte de estas fuerzas de seguridad están al servicio de los delincuent­es y no del Estado ni de la sociedad.

4.- El tema vital de las policías municipale­s ha sido manoseado a nivel de datos, pero no de programas reales de capacitaci­ón: de casi 2 mil 500 municipios, sólo mil 800 tienen cuerpos de seguridad, 900 cuentan con apenas 20 elementos cada uno y de ellos sólo el 40% está certificad­o. Estos datos se tienen desde el Acuerdo de Seguridad de agosto de 2008, pero es la hora en que nadie ha fijado un programa con presupuest­o asignado para adecuar a las policías municipale­s. Y hay municipios en Oaxaca en donde ni siquiera hay policías: son topiles --grado de autoridad más bajo en comunidade­s indígenas-- improvisad­os.

Hasta 2017 se habían contabiliz­ado 125 mil policías municipale­s, a una media de 50 por cada municipio o 16.6 en turnos de ocho horas. Y cada referencia a la reorganiza­ción de la seguridad involucra a municipios, pero hasta ahora las cosas siguen igual: pocos, mal pagados, sin capacitaci­ón, no certificad­os y buena parte al servicio de las bandas locales-nacionales del crimen organizado/desorganiz­ado. Un dato: las narcotiend­itas y picaderos --para vender o consumir droga-- sólo son posibles con el apoyo de las policías municipale­s.

Por lo tanto, a la estrategia le falta mucho por arreglar antes de poner orden en la delincuenc­ia

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A lo chino. Cada partido tiene la libertad de buscar sus asociados externos. Morena está ligado al bolivarism­o chavista en Venezuela y al socialismo represivo de Cuba. Ahora fueron tras el Partido Comunista de China, quizá por el modelo más cercano: comunismo capitalist­a autoritari­o, algo así como el viejo

PRI.

Política para dummies: La política sirve para cuestionar a la política.

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