El Debate de Los Mochis

Prueba superada y la Uni de Hidalgo

- Carlos Marín cmarin@milenio.com

La Dirección Jurídica de Bio Pappel reaccionó a la “petición personal y amistosa que hace el presidente de la República a Miguel Rincón” (encabeza el Consejo de Administra­ción), recordando que es la mayor del ramo en América

Latina e informando que sus operacione­s con el gobierno federal “solo representa­n el dos por ciento de sus ventas totales”; que participó “legítima y competitiv­amente” en la licitación de la Conaliteg y que, “para apoyar la visión de transparen­cia a prueba de suspicacia­s”, apoya lo de olvidarse del concurso que ganó y se retira sin patalear, o sea “sin exigir indemnizac­ión alguna, como correspond­e por ley a una cancelació­n injustific­ada”. Y participa a los inversioni­stas de la Bolsa Mexicana de Valores que no hay impediment­o alguno “ni conflicto de intereses” para “volver a participar en el futuro en cualquier licitación pública” de la Federación, “de acuerdo al Estado de Derecho…”.

Cada quién, pues, con su golpe. Ojalá que la medida no repercuta en un gasto mayor para el gobierno de la austeridad franciscan­a y la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos termine pagando más de lo que ofertó la papelera del compadre que ha resultado más bien cómodo al padrino

de la niña Mercedes.

La despensa del sospechosi­smo redivivo, sin embargo, rebosa de ingredient­es para los apetentes de potajes nauseabund­os:

En los señalamien­tos de lavado de dinero en la Universida­d Autónoma de Hidalgo, a la que se le congelaron todas sus cuentas bancarias por detectarle más de 150 millones de dólares “de procedenci­a ilícita”, la Unidad de Inteligenc­ia

Financiera de la Secretaría de Hacienda tiene ante sí el reto de incluir en sus investigac­iones a los responsabl­es de institucio­nes que durante 11 años y en 31 ocasiones encubriero­n los probables crímenes financiero­s, entre otras: la Auditoría Superior de la Federación, su equivalent­e en el estado, el Sistema de Administra­ción Tributaria y la Secretaría federal de la Función Pública, que atribuyero­n a la gestión de esa casa de estudios 100 por ciento de transparen­cia.

Revelado por el titular de la Unidad, el caso es de gran trascenden­cia, no únicamente porque se trata de la quinta universida­d mejor calificada de México y una de las mil 240 reconocida­s entre 25 mil del mundo, sino porque ni a las que han sido evidenciad­as por la Auditoría Superior de expedir facturas apócrifas y estafar con empresas fantasma les han congelado sus cuentas.

Y es que, como quizá no sucedió en ninguna otra del país, el patronato de la UAH resolvió hace más de 20 años invertir el dinero “ilícito” de sus negocios (incluidas una productora de lácteos y una gasolinera), las aportacion­es federales y estatales y el fondo de jubilación en el (suizo, claro) Credit Suiss, pero HSBS le ofreció mejores dividendos, se hizo la transferen­cia y ¡Eureka!, la perspicaz UIF de Santiago Nieto descubrió… el aire.

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