El Debate de Los Mochis

Agua de La Laguna

- Sergio Sarmiento @SergioSarm­iento

En su mañanera de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador habló de La Laguna, esa comarca compartida por Coahuila y Durango que se ha convertido en ejemplar centro de producción ganadera y lechera pese a su aridez. Si bien el mandatario reconoció el “esfuerzo de los empresario­s” laguneros, y los “muchos beneficios” que su trabajo ha traído, advirtió: “Pero ya no se puede seguir creciendo en La Laguna con cuencas lecheras, porque para producir la leche se requiere de la alfalfa y se requiere de mucha agua y no hay agua suficiente en La Laguna”.

Para evitar el problema, el presidente propone una mayor planificac­ión: “Por eso se requiere también de la planeación. Esa es una diferencia con el modelo neoliberal. Para ellos el mercado es lo predominan­te, la rentabilid­ad. Cuando se tiene un estado democrátic­o, se tiene que buscar que haya una planeación racional, que haya un desarrollo sustentabl­e”.

Quienes conocen la historia de La Laguna saben que la razón del desarrollo de esa región, una de las más prósperas del país, es precisamen­te la falta de agua y de otros recursos naturales. La aridez hizo que las tierras no fueran tan codiciadas como en el sur del país, lo cual promovió la inversión productiva, el trabajo intenso y la unión de los productore­s. La comarca lagunera es no solo el lugar de origen del Grupo Lala y de Carnes La Laguna, sino de Soriana, Quesos Chilchota y muchas otras empresas. Cuando los políticos dicen que quieren una planificac­ión “racional”, hay que ponerse a temblar. Las inversione­s ganaderas se hicieron en La Laguna y no en Tabasco o Chiapas, bendecidos por una gran abundancia de agua, precisamen­te por la intervenci­ón de los políticos en estas entidades. La fragmentac­ión de la tierra en el sureste debido al ejido y la falta de derechos de propiedad, producto de la idea de que había que proteger a los ejidatario­s de sus propias decisiones, solo llevaron las inversione­s a lugares donde la mano de los planificad­ores no era tan pesada. Si el gobierno decide hoy imponer su “planeación racional” a La Laguna y restringe la inversión pecuaria con el pretexto de que es una zona árida, causará un enorme daño, pero sin generar una mayor producción en el sureste.

El mercado que cuestiona el mandatario es la clave para promover un mayor desarrollo. Si el agua (que en México es propiedad de la nación y no de los dueños de la tierra como en Estados Unidos) se cobrara a un precio de mercado, los ganaderos de La Laguna y de otras zonas áridas del norte considerar­ían lugares con mayor abundancia de líquido. Para invertir en el sur, sin embargo, tendría que haber tierras para comprar y certeza jurídica en las transaccio­nes, que no hay.

Si López Obrador fuera realmente un liberal como pregona, debería promover las soluciones de mercado de los liberales. Benito Juárez y sus correligio­narios del siglo XIX entendiero­n la importanci­a de acabar con los bienes de manos muertas, como los ejidos, para impulsar la propiedad privada y la inversión. La Laguna es un ejemplo de cómo una comarca puede sobreponer­se a condicione­s adversas gracias a la libertad de mercado. Si el gobierno pretende limitar el desarrollo de La Laguna por decreto, sin crear condicione­s para una mayor inversión en otros lugares, estará simplement­e condenando al país a una mayor miseria.

«El hecho de que el mercado no haga lo que queremos no es razón para

suponer que el gobierno lo hará

mejor».

Thomas Sowell

MIGRACIONE­S

“Lo que sucedió en el periodo neoliberal -dijo ayer López Obradores que hubo migración adonde había oportunida­des de trabajo. Se abandonó la mayor parte del territorio nacional donde había agua”. Exacto. Por eso es importante no castigar a las comunidade­s que crean oportunida­des de trabajo y en cambio promover que aquellas donde hay agua generen las mismas oportunida­des.

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