El Debate de Los Mochis

Una ruta trazada con sangre

- Héctor de Mauleón @hdemauleon demauleon@hotmail.com

El pasado 3 de abril fue asesinado en una violenta balacera Julio Guerra Montiel, el Tyson. Sus agresores lo ultimaron a las cuatro de la tarde en las inmediacio­nes del palacio municipal de Chignahuap­an, Puebla.

Un operativo realizado por agentes estatales y municipale­s culminó con la detención de seis de los agresores. Dos de los detenidos eran de Sinaloa. Los otros cuatro fueron identifica­dos como escoltas del líder huachicole­ro Óscar García Téllez, al que apodan el Loco Téllez.

García Téllez está al frente de uno de los cuatro grupos criminales que se dedican al robo de hidrocarbu­ros, el narcomenud­eo, el robo a transporte y el secuestro en el estado de Puebla. Su cuartel se encuentra en San Martín Texmelucan, aunque ha extendido su radio de acción hacia otras zonas surcadas por ductos.

El 19 de septiembre pasado, cuando su detención era todavía una prioridad el Gobierno federal, el Loco Téllez evadió un operativo de la Gendarmerí­a. Una denuncia anónima había informado que el líder huachicole­ro se movía “en una camioneta color plata”. Un buen número de efectivos fueron desplegado­s, mientras un helicópter­o sobrevolab­a la colonia La Purísima. Los federales localizaro­n la camioneta, pero no a García Téllez. Los habitantes de la colonia les impidieron avanzar. Ya habían hecho lo mismo un año antes, cuando la Agencia de Investigac­ión Criminal intentó realizar un cateo; exactament­e lo mismo que hicieron en abril del 2018, la tarde en que atacaron con piedras y palos al Ejército.

La informació­n disponible indica que el Loco Téllez fue chofer de un camión de gas LP, que más tarde comenzó a asaltar a gaseros y piperos, y que en 2013, con 11 denuncias a cuestas, estuvo preso en Tlaxcala. En 2016 estaba de regreso en la calle. Ese año se le identificó como líder de una banda integrada por 50 personas dedicadas al robo de hidrocarbu­ros. Durante una operación federal le decomisaro­n 50 camionetas y 90 contenedor­es. El gobierno estatal asegura que el Loco Téllez está asociado con una ola de ‘levantones’, asesinatos y descuartiz­amientos.

En la mañanera del 31 de enero, Andrés Manuel López Obrador aseguró que su gobierno no iría por capos del huachicole­o, porque su función no era esa, sino la de garantizar la seguridad pública.

La seguridad pública, hasta el momento, no ha sido garantizad­a; y de hecho, la violencia se recrudeció en la zona poblana. Las organizaci­ones buscaron “rutas alternas” para explotar los ductos de Pemex. El Loco Téllez extendió sus actividade­s a la región que va de Cuauhtenan­cingo a Tlahuapan, y que además de San Martín Texmelucan, atraviesa Coronango y San Matías Tlancaleca.

El 11 de marzo, cuatro hombres apareciero­n estrangula­dos y golpeados en la ciudad de Puebla. Había una cartulina supuestame­nte firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación. Estaba dirigida al Loco Téllez: “Vamos por ti”, decía. La cartulina anunciaba: “Ya van varios muertos y seguirán más muertos hasta que caigan las cabezas que tienen que caer”.

A todo esto siguió una estela de acribillam­ientos y ejecucione­s.

En abril del 2019, la prensa local informó que el Loco Téllez se había movido a la sierra norte de Puebla, tras los ductos de Huauchinan­go, Tlacolotep­ec y

Xicotepec: una ruta trazada con sangre. Otra zona de horror, dolor y desesperac­ión.

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