MIRADOR
ARMANDO FUENTES AGUIRRE
Ayer llamó a mi puerta la esperanza.
Yo, la verdad, no la esperaba. Los últimos acontecimientos en el país y el mundo me han inclinado al pesimismo, y la esperanza no suele visitar al pesimista.
La invité a entrar. Me dijo:
-Espera.
Le ofrecí una silla. Me respondió:
-Espera.
Le pregunté:
-¿Quieres tomar algo? ¿Un café? ¿Un vaso de agua? Me contestó:
-Espera.
Sacó un lápiz de su bolsa verde y escribió algo en un papel que me entregó antes de alejarse en silencio. Pensé que aquel papel diría: “Espera”. No decía eso. Decía:
“Ni pierdas la esperanza. Está tranquilo. Piensa que tu futuro está en manos de Dios, pero actúa como si tu futuro estuviera solamente en tus manos”.
Así lo haré. Espero.
¡Hasta mañana!...