El milagro de la vida en bolsa de plástico
Ayer, el municipio de Ahome fue noticia a nivel nacional. La razón: un bebé recién nacido fue abandonado en la banca de una iglesia en la sindicatura de Higuera de Zaragoza a menos de seis horas de haber salido del vientre de su madre. Incluso, aún tenía adherido a su cuerpo el cordón umbilical anudado de un extremo con tela. ¿Quién lo dejó en el recinto religioso? ¿Por qué? ¿Quiénes son sus familiares?, son complejos cuestionamientos por aclarar. Pero más allá de estas preguntas, lo medular es la vida misma del pequeño a quien dejaron en una bolsa y abrigado con dos cobijas, saber cómo se aferró a la vida. Hoy en día es cada vez más común en México saber de recién nacidos abandonados en parajes solitarios o en la calle y que perdieron la vida antes de ser encontrados. Valga como ejemplo Sinaloa: en enero de este año, en la ciudad de Guamúchil apareció entre la basura, en una bolsa de plástico y tela, el cadáver de una recién nacida a quien el colectivo llamó Ángela y le dio cristiana sepultura; y en marzo pasado causó asombro un feto en un baño de un cine en Culiacán. Era una bebé a quien llamaron Ángela Victoria. Pero el recién nacido de Higuera de Zaragoza por fortuna está sano y en resguardo del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Cientos se han manifestado a través de redes sociales para adoptarlo y darle todo el amor, cobijo y alimento que por cuestiones que escapan a todo entendimiento, no tuvo en el seno familiar.