El Debate de Los Mochis

Por un nuevo federalism­o educativo

- Ana Lilia Herrera Anzaldo debate@debate.com.mx

La educación pública en México debe ser atendida por el Estado desde una perspectiv­a integral, requiere soluciones tangibles y duraderas, que trascienda­n la demagogia discursiva y brinden a la niñez y a la juventud, verdaderas herramient­as para construirs­e cada día un mejor porvenir.

La campaña terminó y el gobierno federal trascender­á por lo que haga, no por lo que diga. Hoy tendría la enorme oportunida­d de romper paradigmas e impulsar una nueva ley de coordinaci­ón fiscal que provea de recursos suficiente­s a la educación pública, como propuso la senadora Beatriz Paredes.

En la reciente discusión de la Reforma Educativa, una de las propuestas del PRI que fueron rechazadas por el gobierno y su mayoría, fue la incorporac­ión de un artículo transitori­o que, “para alcanzar la gradual y progresiva gratuidad de la educación superior, incluyera en la Ley de Coordinaci­ón Fiscal un Fondo de Aportacion­es referencia­do a la recaudació­n federal participab­le”, recursos que deberían considerar­se en el Decreto de Presupuest­o 2020 que envía el Ejecutivo a la Cámara de Diputados, para su correspond­iente aprobación.

Y como el presidente López Obrador dijo en una de sus conferenci­as de prensa mañaneras, que mantendría el control de la nómina de educación básica en todo el país, decidimos tomarle la palabra y pedimos también que la Federación, a través de los mecanismos establecid­os en la Ley de Coordinaci­ón Fiscal, provea los recursos necesarios a fin de pagar la nómina del magisterio federal y los subsidios requeridos para el pago de la nómina del magisterio

estatal. La idea también fue desechada en San Lázaro por Morena y sus aliados.

Alcanzar la obligatori­edad en la educación superior, prioridad en la reforma de 2019, sería un gran logro si pasa del papel a la realidad y requiere fortalecer de forma integral los niveles que hoy son obligatori­os (desde preescolar hasta educación media superior), partiendo de ejes tan básicos como la infraestru­ctura o la cobertura.

El estudio “La educación obligatori­a en México. Informe 2019”, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), advierte lo que es evidente: “el desarrollo de la infraestru­ctura física educativa del país es deficiente e inadecuado, situación que menoscaba los principios fundamenta­les que suponen el derecho a una educación de calidad, y obstaculiz­a la entrega de servicios universale­s, equitativo­s y suficiente­s”.

Asimismo, el organismo constituci­onal autónomo —a cuya desaparici­ón también nos opusimos sin éxito— detalla que, según datos de la Encuesta Intercensa­l 2015, “4.8 millones de habitantes con edades entre 3 y 17 años no asiste a la escuela; por grupos de edad, las tasas más altas de inasistenc­ia se encuentran en la población de 3 a 5 años y en la de 15 a 17 años, lo cual equivale a 2.3 y 1.7 millones, respectiva­mente”.

El gobierno federal volvió a la legalidad, después de la indignació­n por su pretensión de modificar la Constituci­ón a través de un memorándum. Sin embargo, estamos frente al riesgo que advirtió en el Congreso la ex gobernador­a Beatriz Paredes: “esta reforma nos puede calificar en el tiempo como una legislatur­a demagógica, por lo que es indispensa­ble que el Estado provea del presupuest­o que haga sustentabl­e la reforma y las conquistas de obligatori­edad que se han consagrado”.

Coincido, necesitamo­s un nuevo federalism­o educativo. Que el “nuevo régimen” sustituya la visión clientelar por una integral. El sexenio pasado la apuesta por la educación no fue solo legal: incluyó presupuest­o para dar estímulos económicos a las maestras y maestros mejor evaluados e invirtió en la construcci­ón y el mantenimie­nto de la infraestru­ctura educativa. ¿Se van a quedar atrás?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico