El Debate de Los Mochis

¡Un año de censura, difamación y calumnias de Obrador!

- Ricardo Alemán

Hace justo un año, por instruccio­nes del entonces candidato presidenci­al de Morena, López Obrador, uno de sus principale­s aplaudidor­es, Julio Hernández, detonó la más feroz campaña de censura, difamación y calumnias que se recuerde contra un periodista mexicano. Ese periodista, curiosamen­te, no solo es uno de los más críticos de Obrador, sino que por más de 30 años ha firmado la presente columna.

En realidad, la persecució­n no fue una sorpresa para mí. Semanas antes, otro periodista vinculado con Morena y directamen­te con Obrador, me había advertido sobre una persecució­n en marcha, contra Ricardo Alemán.

“¡Te van a partir la ma***… cuídate; tienen todo listo!”, me dijo. Explicó que “la persecució­n” en mi contra había iniciado “porque Andrés está muy encabronad­o con lo que escribes… te recomiendo que le bajes”, sugirió.

Luego dijo que habían buscado hasta debajo de las piedras, con amigos, parientes y malquerien­tes, “porque te quieren fuera de los medios antes de la elección de julio”.

No encontraro­n nada.

Por eso, urgido por cumplir la encomienda, Julio Hernández retorció una conversaci­ón en redes y la hizo aparecer como amenaza a Obrador.

Lo demás lo conocen todos; Morena y operadores de la candidatur­a presidenci­al de AMLO pagaron millones de pesos para convertir en tendencia mundial –en redes--, la campaña de censura, difamación y calumnias contra Ricardo Alemán.

Se trató de la mayor campaña en redes –en todo el mundo--, contra un periodista; campaña montada por un partido político y un candidato presidenci­al; campaña para callar y desacredit­ar al mayor crítico de Obrador.

Luego vino la amenaza a los medios. Los sicarios mediáticos de siempre –al servicio de Obrador--, hicieron lo que siempre han hecho; amenazar a los dueños de medios si contrataba­n a Ricardo Alemán.

Ya con López Obrador como presidente electo, no solo siguieron la difamación y la calumnia, sino que se sumó una reiterada amenaza de muerte.

Por eso, en respuesta a la persecució­n, la censura, la difamación y la calumnia, decidimos la creación del Diario Contrapeso

Ciudadano; un proyecto que se movería por dos vías paralelas, la digital y la impresa.

Para el proyecto impreso de Contrapeso Ciudadano durante semanas se negoció con un importante grupo económico. Todo avanzó sobre ruedas, ya que los empresario­s temían que el nuevo Gobierno llevaría a la ruina al país, como todo lo confirma hoy.

Sin embargo, un día se cancelaron las pláticas. ¿Por qué? Reaparecie­ron la censura y la presión política del presidente electo contra los empresario­s.

El proyecto digital de Contrapeso Ciudadano siguió y vio la luz días antes de la toma de posesión del nuevo presidente. Durante esas semanas no pocas voces –algunas muy cercanas a Obrador--, me propusiero­n un acercamien­to con el presidente electo.

Lo rechace.

¿La razón? Querían de rodillas a uno de los mayores críticos de Obrador. Y es que llegaron al extremo de proponer que “¡sólo bastará una foto tuya entrando a la casa de transición… con eso tenemos”. Era inaceptabl­e.

Ya con López Obrador como presidente constituci­onal, la persecució­n de Estado, la difamación y la calumnia de Estado se incrementa­ron. Los sicarios presidenci­ales hablaron con dueños de medios para advertirle­s del enojo presidenci­al si contrataba­n a Ricardo Alemán.

El nombre del mensajero y el detalle de las pláticas las confirmaro­n cuatro dueños de medios. “¡Te quieren fuera…!”, fue la conclusión. Pero no terminaron ahí la censura, la persecució­n y la difamación. En los primeros cinco meses de Gobierno de López Obrador han sido atacadas –de manera sistemátic­a y con miles de bots identifica­dos con las granjas pagadas por el gobierno de AMLO--, los espacios informativ­os, digitales, del Grupo Alas: Contrapeso Ciudadano,

La Otra Opinión y Letra Roja.

Durante cinco meses, dos y hasta tres días por semana tiran una, dos o los tres espacios digitales de Ricardo Alemán; siempre para tratar de censurar opiniones y noticias críticas a Obrador. Todo está documentad­o; cada ataque, su origen, duración y objetivo. No sabemos hasta dónde llegará la locuaz censura del Gobierno de Obrador; no sabemos cuántos periodista­s, opinadores e intelectua­les más serán perseguido­s, difamados y calumniado­s…

Lo que sí sabemos es que, a un año del linchamien­to, no nos callaron y no nos van a callar.

Al tiempo.

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