MARCHAS MUESTRAN MOLESTIA, PERO NO IMPACTAN A AMLO: ANALISTAS
El presidente Andrés Manuel López Obrador responde a los manifestantes mostrándoles respeto, pero agrega: «No aspiramos a ser monedita de oro» Politólogos entrevistados por EL DEBATE señalan que las manifestaciones adelantan un desencanto e inconformidad
Las consignas de «¡no somos fifís!», «así no Andrés Manuel» y «AMLO respeta la libertad de expresión y a la prensa», entre otras, fueron alzadas en voz y en pancartas por las calles de la Ciudad de México y ciudades como Monterrey, Guadalajara, Querétaro, Morelia, Hermosillo, León, Mérida, Puebla y Aguascalientes por ciudadanos que salieron a las calles a manifestarse en contra del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador el pasado domingo 5 de mayo. En respuesta, este lunes, en la conferencia matutina, el mandatario aseguró que su Gobierno no aspira a ser monedita de oro, y agregó: «Yo creo que tienen todo su derecho de manifestarse. Tenemos que ser muy respetuosos del derecho de manifestación. Yo hasta celebro que se organizara esta manifestación, y ojalá y se sigan manifestando con libertad quienes no están a favor del Gobierno».
Al respecto, analistas y politólogos entrevistados por EL DEBATE señalaron que si bien la marcha no tuvo la concurrencia deseada, esta no pasó desapercibida y demostró desencanto y molestia en contra del presidente; sin embargo, coincidieron en que aun así no logró causar un efecto inmediato que dañe la imagen o al Gobierno del mandatario.
Atender y no solo respetar
El analista político Jaime Gonzales, en Los Mochis, indicó para EL DEBATE que este tipo de marchas en México tienen el efecto de repercutir en la imagen de la persona en contra de quien se manifiestan. Opinó que la respuesta más conveniente de AMLO debió ser atender mínimamente las razones por las cuales se está protestando y no solo decir que respetan las manifestaciones: «Un gobernante tiene que ser receptivo, sensible a la crítica ciudadana, y tiene que atenderla, porque el presidente de la República gobierna para todos los mexicanos, no solo para los 29 o 30 millones de personas que votaron por él», afirmó. Asimismo, el politólogo indicó que dichas movilizaciones adelantan que la gente está empezando a ver que no se está cumpliendo con todas las promesas o los compromisos que se hicieron en campaña, y que incluso este tipo de actos seguramente seguirán por parte de la ciudadanía inconforme: «Sabemos que esas manifestaciones no van a causar un efecto inmediato, tangible, ahorita; pero bueno, es una manera de demostrar inconformidad ante la forma de cómo se está llevando a cabo el ejercicio de gobierno».
Sin efecto que perjudique a AMLO En contraste, Octaviano Moya Delgado, presidente del Colegio de Estudios Políticos y Electorales de Sinaloa, opinó que con los pocos meses de Gobierno que lleva el presidente Andrés Manuel López Obrador, las políticas públicas no pueden ser medibles y cuantificables en sus efectos, positivos o negativos, por lo que calificó de prematuros los actos de manifestación: «Creo que eso queda en la parte de una agenda meramente mediática sobre la cual no se le puede dar ninguna respuesta», sostuvo. El politólogo añadió que las organizaciones convocantes de la macha, también llamada Marcha del Silencio, son claramente opositoras al actual Gobierno, por lo que indicó que se desvirtúa el que sean los manifestantes una oposición creciente: «Desde mi muy particular punto de vista, creemos que aunque están en todo su derecho de manifestarse en contra del actual Gobierno por las inconformidades que exijan, creemos que los impactos no son mayores. No es que no sean intrascendentes, pero no con una magnitud que tenga que considerarse», afirmó.
Roberto Soltero, analista y politólogo, respondió para EL DEBATE que la manifestación de cierta manera podría reflejar desencanto hacia las formas de cómo se están llevando las riendas del país, aunque aseveró la respuesta del presidente señalando que a este no lo molesta en absoluto. Abundó que si bien la manifestación tuvo asistencia modesta en algunas zonas como la explanada de Reforma, no deja de tener un impacto: «¿Por qué? Porque está reflejando que hay una ciudadanía que está molesta por la manera en que condujeron los destinos del Gobierno. El que se respete habla bien del presidente, de la autoridad del Distrito Federal, que son tolerantes ante la crítica, y de ahí no pasa», contó.
Agregó que es suficiente, por el momento, que el Gobierno sea tolerante, pero por obviedad —dijo— se debe tomar en cuenta que son rostros de expresión que están reflejando que hay una parte de la ciudadanía que no comparte la manera en la que el presidente lleva el Gobierno.