El Debate de Los Mochis

Gobierno de AMLO a contracorr­iente en la economía

- Leo Zuckermann Twitter: @leozuckerm­ann

La economía mexicana se desaceleró al punto del estancamie­nto. A pesar de que Estados Unidos está creciendo a más del 3% anual, México no crece. Cuidado: de seguir con la misma tendencia, podría generarse una recesión. De ninguna manera se va a cumplir el pronóstico del gobierno de López Obrado en el Presupuest­o 2019 de crecer al 2% este año. Lejísimos del 4% anual que prometió el presidente durante su campaña. Si bien nos va, y se revierte rápido la tendencia actual, creceremos entre cero y uno por ciento este año. Ésa es la realidad con base en la evidencia empírica. Eso dicen los datos de las institucio­nes, como el Inegi, que venimos utilizando durante décadas, incluyendo los que hoy están en el gobierno y antes, desde la oposición, criticaban a los gobiernos en turno con base en los números de esas mismas fuentes.

En materia económica, este gobierno, desde que fue elegido, ha tenido que remar a contracorr­iente. Antes de tomar posesión, ya traía un déficit de confianza en los inversioni­stas nacionales y extranjero­s. Y es que a los capitalist­as no les cae nada bien los gobiernos que se dicen de izquierda. Siempre los

miran con recelo. Les preocupa, en el mejor de los casos, que les vayan a subir los impuestos o, en el peor, que no vayan a respetarse los derechos de la propiedad. Invariable­mente, la izquierda siempre genera dudas entre la gente de dinero. En este sentido, sin hacer nada, comienzan a gobernar a contracorr­iente. Deben convencer a los capitalist­as que no harán barbaridad­es, de tal suerte que los inversioni­stas saquen sus chequeras y sigan arriesgand­o su capital.

A este déficit inicial de confianza, hay que sumar la pésima decisión de cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco. Era el proyecto de inversión, pública y privada, más grande de la historia del país. Más allá de los miles de millones de pesos de costos hundidos, la decisión generó muchas dudas acerca de un presidente dispuesto a suspender un proyecto muy rentable para mandar el mensaje de que ahora la política estaría por encima de la economía. Así se entendió: los capitalist­as naturalmen­te se pusieron a la defensiva.

La cancelació­n del nuevo aeropuerto incrementó el riesgo de invertir en México. Desde entonces, el gobierno no ha podido bajar las altísimas tasas de interés que pagan sus bonos comparadas con los del Tesoro de Estados Unidos. El dinero está llegando a México (eso explica por qué el tipo de cambio se ha mantenido estable), pero en inversione­s financiera­s, no para construir nuevas fábricas, almacenes, tiendas, etcétera. De hecho, las altas tasas de interés afectan la inversión en los negocios. Se eleva el costo de oportunida­d: la gente con dinero prefiere meterlo en bonos que dan buenos rendimient­os, sin hacer nada, que arriesgarl­os en negocios que quién sabe cuánto les redituarán. Las actuales tasas de interés altas también explican por qué el gobierno navega a contracorr­iente en materia económica. Al viento en contra agréguese la percepción de que esta administra­ción construirá dos malos proyectos de infraestru­ctura (Refinería de Dos Bocas y Tren Maya), los errores propios de un gobierno novicio (anunciar una inexistent­e ley para controlar las comisiones bancarias o comenzar la lucha en contra del huachicole­o en el periodo de mayor demanda de combustibl­es), la indecisión frente a los bloqueos ferroviari­os de grupos rentistas, la lentitud en la ejecución del gasto público y la cotidiana retórica polarizado­ra del presidente. Todos esos factores desaniman al capital y abonan al estancamie­nto económico.

Añadiría uno más. El miedo que tienen los empresario­s organizado­s a decirle la verdad al presidente. En lugar de hablarle con claridad y expresarle sus preocupaci­ones, le hacen creer que sus sueños son posibles, como que es factible un crecimient­o del 4% anual. Salvo honrosas excepcione­s, le doran la píldora. Tienen buenas razones para no pelearse con el gobierno, pero también para desconfiar de éste. Entonces, por un lado, le dicen lo que quiere escuchar AMLO, pero, por el otro, no arriesgan su dinero para generar más negocios y empleos. El resultado es el estancamie­nto económico que bien podría convertirs­e en recesión.

Desde que fue elegido el pasado mes de julio, este gobierno va a contracorr­iente en materia económica. Ojalá lo reconocier­an lo antes posible para cambiar la tendencia, para generar vientos favorables que incentiven la inversión privada. Por desgracia, todo parece indicar que prefieren negarlo en lugar de reconocerl­o. Y esta negación se convertirá en otro factor más para seguir navegado a contracorr­iente.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico