AMLO y su Gobierno ‘vintage’: vuelve el PRI de los años 70
La última vez que Pemex puso en marcha nuevas refinerías fue hace cuatro décadas, durante el mandato de uno de los presidentes más odiados de México, dada la crisis económica en que sumergió al país: José López Portillo. Hoy, tan oscuro antecedente pone a temblar a quienes se preocupan por el futuro del país en lugar de ponerse a publicar en redes las famosas «maromas»; es decir, giros verbales orientados a justificar todo lo que hace o dice el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Ello, frente al anuncio ayer, por parte de AMLO, de la construcción de la refinería Dos Bocas en Tabasco. Informó el primer mandatario que las empresas internacionales que concursaron para llevar a cabo esta obra no cumplieron los requisitos de costo y tiempo, por lo que la licitación se declaró desierta.
Por decisión presidencial, la refinería será construida por el Gobierno federal, a través de Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía, cuya titular, Rocío Nahle, dirigirá el proyecto con costo al erario de 8 mil millones de dólares. Forbes, la revista especializada en negocios y finanzas con mayor reconocimiento en el mundo, dedicó un amplio espacio al tema de Dos Bocas en su versión digital de ayer con la siguiente información: «Las empresas invitadas por el Gobierno mexicano fueron incapaces de asumir la construcción de la refinería con el presupuesto y tiempos establecidos por la Administración de López Obrador. El proyecto será ejecutado por Pemex y la Sener... y eso es un riesgo».
Según especialistas en el sector energético consultados por Forbes, el Gobierno amloísta arriesga la calificación crediticia de Pemex con la decisión de que sea la propia empresa estatal la que construya esta refinería.
Por si alguien duda todavía de que la #4T se parece cada vez más al PRI de los años setenta, el mismo que, por llevar a cabo obras de gran impacto, pero sin cimiento, dejó hundido a México en una serie de devaluaciones cuyos efectos seguimos padeciendo. El populismo, que le llaman.
ASÍ SE HACE. Quirino Ordaz Coppel dio ayer y anteayer sendas lecciones de cómo beneficiar de manera directa a la economía popular de los sinaloenses, sin el riesgo de una recesión futura.
El programa de uniformes y útiles escolares significa un ahorro para las finanzas familiares de 450 mil hogares, pero ayer el gobernador salió a explicar otro tema que atañe a los trabajadores de Gobierno: los préstamos solicitados a Sofoles y Sofomes, que tardarán una vida entera en pagar, dados los elevados intereses.
Gobierno del Estado ha renegociado esos créditos para bajar las tasas de interés, y los intermediarios acataron la medida: los adeudos les serán pagados sin necesidad de seguir sangrando la economía de los burócratas.
En Juan José Ríos, a donde llevó ayer las jornadas Puro Sinaloa, Ordaz Coppel aclaró que Gobierno del Estado no pagará esos préstamos, puesto que no fue quien los concedió; el papel de su Administración se limita a la negociación de este asunto por razones más humanitarias que de otro tipo. «Lo mismo se tiene que hacer con los sindicalizados del magisterio y de salud, porque es un abuso el que han hecho con los trabajadores a través de este negocio totalmente desbordado», expresó el mandatario estatal.
Reveló cómo, a su llegada al Gobierno, le hablaron todos los dueños y directores de Sofoles y Sofomes para mantener esos créditos que manejan en todos los estados de la República. En Sinaloa, empero, se toparon con pared. «A nosotros se nos hizo muy injusto lo que se le está cobrando de intereses a los trabajadores. Por eso hicimos esa reestructura para beneficiar su bolsillo, su economía, apoyarlos a ellos. Ha sido un abuso, se han aprovechado de los trabajadores. Yo estoy del lado de los trabajadores», asentó Quirino Ordaz con la firmeza que lo caracteriza. ¡Enhorabuena!