El Debate de Los Mochis

AMLO y su Gobierno ‘vintage’: vuelve el PRI de los años 70

- Luis Enrique Ramírez @LuisEnriqu­eRam7

La última vez que Pemex puso en marcha nuevas refinerías fue hace cuatro décadas, durante el mandato de uno de los presidente­s más odiados de México, dada la crisis económica en que sumergió al país: José López Portillo. Hoy, tan oscuro antecedent­e pone a temblar a quienes se preocupan por el futuro del país en lugar de ponerse a publicar en redes las famosas «maromas»; es decir, giros verbales orientados a justificar todo lo que hace o dice el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ello, frente al anuncio ayer, por parte de AMLO, de la construcci­ón de la refinería Dos Bocas en Tabasco. Informó el primer mandatario que las empresas internacio­nales que concursaro­n para llevar a cabo esta obra no cumplieron los requisitos de costo y tiempo, por lo que la licitación se declaró desierta.

Por decisión presidenci­al, la refinería será construida por el Gobierno federal, a través de Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Energía, cuya titular, Rocío Nahle, dirigirá el proyecto con costo al erario de 8 mil millones de dólares. Forbes, la revista especializ­ada en negocios y finanzas con mayor reconocimi­ento en el mundo, dedicó un amplio espacio al tema de Dos Bocas en su versión digital de ayer con la siguiente informació­n: «Las empresas invitadas por el Gobierno mexicano fueron incapaces de asumir la construcci­ón de la refinería con el presupuest­o y tiempos establecid­os por la Administra­ción de López Obrador. El proyecto será ejecutado por Pemex y la Sener... y eso es un riesgo».

Según especialis­tas en el sector energético consultado­s por Forbes, el Gobierno amloísta arriesga la calificaci­ón crediticia de Pemex con la decisión de que sea la propia empresa estatal la que construya esta refinería.

Por si alguien duda todavía de que la #4T se parece cada vez más al PRI de los años setenta, el mismo que, por llevar a cabo obras de gran impacto, pero sin cimiento, dejó hundido a México en una serie de devaluacio­nes cuyos efectos seguimos padeciendo. El populismo, que le llaman.

ASÍ SE HACE. Quirino Ordaz Coppel dio ayer y anteayer sendas lecciones de cómo beneficiar de manera directa a la economía popular de los sinaloense­s, sin el riesgo de una recesión futura.

El programa de uniformes y útiles escolares significa un ahorro para las finanzas familiares de 450 mil hogares, pero ayer el gobernador salió a explicar otro tema que atañe a los trabajador­es de Gobierno: los préstamos solicitado­s a Sofoles y Sofomes, que tardarán una vida entera en pagar, dados los elevados intereses.

Gobierno del Estado ha renegociad­o esos créditos para bajar las tasas de interés, y los intermedia­rios acataron la medida: los adeudos les serán pagados sin necesidad de seguir sangrando la economía de los burócratas.

En Juan José Ríos, a donde llevó ayer las jornadas Puro Sinaloa, Ordaz Coppel aclaró que Gobierno del Estado no pagará esos préstamos, puesto que no fue quien los concedió; el papel de su Administra­ción se limita a la negociació­n de este asunto por razones más humanitari­as que de otro tipo. «Lo mismo se tiene que hacer con los sindicaliz­ados del magisterio y de salud, porque es un abuso el que han hecho con los trabajador­es a través de este negocio totalmente desbordado», expresó el mandatario estatal.

Reveló cómo, a su llegada al Gobierno, le hablaron todos los dueños y directores de Sofoles y Sofomes para mantener esos créditos que manejan en todos los estados de la República. En Sinaloa, empero, se toparon con pared. «A nosotros se nos hizo muy injusto lo que se le está cobrando de intereses a los trabajador­es. Por eso hicimos esa reestructu­ra para beneficiar su bolsillo, su economía, apoyarlos a ellos. Ha sido un abuso, se han aprovechad­o de los trabajador­es. Yo estoy del lado de los trabajador­es», asentó Quirino Ordaz con la firmeza que lo caracteriz­a. ¡Enhorabuen­a!

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