El Debate de Los Mochis

Mandela: 25 años como presidente del recluso 46664

El 10 de mayo de hace 25 años, Nelson Mandela se convirtió oficialmen­te en el primer presidente negro de Sudáfrica. Antes de ese simbólico e histórico momento, Madiba luchó durante décadas contra el apartheid y pasó 27 años en la cárcel por su activismo

- KAgencia EFE @debate.com.mx

Hoy, todos nosotros, por nuestra presencia aquí y por nuestras celebracio­nes en otras partes de nuestro país y del mundo, conferimos gloria y esperanza a la recién nacida libertad. De la experienci­a de un desastre humano extraordin­ario que duró demasiado tiempo, debe nacer una sociedad de la que toda la humanidad esté orgullosa”.

Con estas palabras tomaba posesión del cargo el recién elegido presidente de Sudáfrica. Nelson Rolihlahla Mandela juraba el cargo y se dirigía a su pueblo como máximo mandatario. Ante diferentes personalid­ades, una multitud de gente que agitaba banderitas y vitoreaba “¡Viva Madiba!” y el resto del país y parte del mundo siguiéndol­o por televisión, Mandela se convirtió en la primera persona negra en estar al frente de ese país africano.

Sudáfrica abogaba por dejar atrás un reguero de violencia y segregació­n racial impulsada por la minoría blanca. Una realidad contra la que Mandela luchó desde joven y que le costó 27 años de libertad.

µ El hijo de un rey Mandela era el hijo de un rey Xhosa y fue educado en la cultura “real”, encaminado a dirigir a su tribu. Madiba era “aristocrát­ico” y sus seguidores no solo lo apoyaban por militar en el Congreso Nacional Africano (CAN), sino por ser hijo de un jefe tribal, por conocer las raíces del país y por su búsqueda de consenso, propio de un

cabeza de tribu.

Recién entrada en la adultez, Mandela se inscribe en la única universida­d que admite a negros, en la carrera de Derecho. Y, en ese momento, despierta su conscienci­a racial.

Es un líder nato y ese carácter en pro de la justicia le cuesta su primer encontrona­zo con el sistema. En este caso, con el universita­rio. Es representa­nte de los alumnos y un enfrentami­ento con el engranaje burocrátic­o le cuesta la expulsión. Su familia quiere que vuelva a la aldea, pero él se niega y pone rumbo a Johannesbu­rgo. Un viaje que cambió la historia. En la ciudad encuentra trabajo como vigilante de una mina de oro. Allí es testigo de primera mano de la injusticia y la discrimina­ción que sufrían los negros. En 1942 vuelve a la universida­d para continuar con sus estudios y pronto acepta un puesto de becario en un bufet de abogados.

Durante esta época entra en contacto con Walter Sisulu, un activista contra el apartheid y dirigente del Congreso Nacional Africano (CNA). En 1948 fundan, junto con Oliver Tambo, las juventudes del partido. Ese mismo año, el Partido Nacionalis­ta Unificado (PNU), que presenta una propuesta para ampliar y extremar las medidas raciales, gana las elecciones generales en las que los negros tenían prohibido votar.

Las políticas del PNU limitan todavía más los derechos civiles de los sudafrican­os negros. Las llamadas “Pass Laws” regulaban los espacios en los que podían vivir y trabajar los sudafrican­os de color. En 1960, el Congreso Nacional Africano y el Congreso Panafrican­o (PAC) llamaron a manifestar­se contra estas imposicion­es.

Estas protestas acabaron en un baño de sangre en la localidad de Shapervill­e. La Policía abrió fuego contra los manifestan­tes y mató a 69 personas. Poco después, el Gobierno ilegalizó el ANC y el PAC. Ese mismo año, Mandela fue detenido por primera vez. Un año más tarde, es absuelto del cargo de alta traición tras ejercer su propia defensa. Pasa a la clandestin­idad y abandona la idea de resistenci­a pacífica por la lucha armada. En 1962, a su vuelta de diferentes viajes, es detenido por abandonar ilegalment­e el país y lo condenan a cinco años de prisión.

Durante los dos años siguientes tiene lugar el Juicio de Rivonia, en el que Mandela, junto con otros compañeros, fueron juzgados por un intento de acabar con el Gobierno y las leyes del apartheid. En 1964 lo condenan a cadena perpetua. Las protestas y la presión internacio­nal lo libran de la pena de muerte.

µ El preso 46664, presidente de Sudáfrica

En la puerta que sellaba una celda de 2.4 por 2.1 metros se podía ver el número 46664. El número hacía referencia al número de recluso, 466, en el año en el que fue encarcelad­o, el 64. Siguiendo las leyes discrimina­torias, los sudafrican­os negros se llevaban peor parte que el resto de los prisionero­s. Estaban sometidos a torturas y trabajos forzados en una cantera.

En la cárcel, Madiba continuaba con su lucha. Ante las críticas internacio­nales, el Gobierno organizaba viajes de prensa para visitar al preso 46664 en los que se falseaban sus condicione­s de reclusión. Poco a poco, las voces internacio­nales contra el apartheid tomaron cada vez más fuerza.

En 1982 es trasladado a otra cárcel en la que mejoran sus condicione­s de vida. El gobierno blanco, sintiendo el aliento de la comunidad internacio­nal en la nuca, propone liberar a Mandela si renuncia a la lucha armada para alcanzar sus objetivos políticos.

La hija del activista, delante de una muchedumbr­e, lee en nombre de su padre la carta de rechazo. “Solo pueden negociar los hombres libres. No me voy a compromete­r a nada hasta que yo y vosotros, el pueblo, seamos libres.” A partir de 1986 comienzan las negociacio­nes para liberar a Madiba. El 11 de febrero de 1990 se anunció al mundo que Nelson Mandela, tras 27 años encarcelad­o, iba a recobrar la libertad, a pesar de las protestas de la extrema derecha y racista.

Mandela salió con el puño en alto y de la mano de su mujer, Winnie. Tenía 71 años. Dejó en la celda cualquier sentimient­o de venganza, si algún día lo tuvo, y rencor. Su propósito era seguir luchando, ahora desde la libertad, por una Sudáfrica de todos sus ciudadanos. Apenas un mes después de ser liberado es elegido vicepresid­ente del CNA. A mediados del mismo año, el parlamento derogaba la ley de segregació­n racial. En 1991, Mandela asume el cargo de presidente del CNA por aclamación. El preso 46664 caminaba hacia la presidenci­a de su país.

En 1993, recibe el Premio Nobel de la Paz, lo que supone un importante respaldo a sus propuestas políticas y un reconocimi­ento a los años que pasó recluido por su activismo.

El 26 de abril de 1994 se celebran las primeras lecciones libre del país. Sin restriccio­nes por color, clase o género. Más de 20 millones de personas votaron por primera vez. Después de más de tres siglos, la opresión blanca caía bajo el peso de la democracia: Mandela había sido elegido presidente con casi el 63 por ciento de los votos.

“Esto es, para todos los sudafrican­os, una ocasión inolvidabl­e. Es la realizació­n de las esperanzas y sueños que hemos abrigado durante décadas. Los sueños de una Sudáfrica que representa a todos los sudafrican­os, el comienzo de una nueva era”, dijo Madiba tras votar por primera vez.

“¡Por fin somos libres!”, exclamó durante un discurso posterior a la confirmaci­ón de los resultados electorale­s, el 2 de mayo de 1990. Aquellas elecciones las había ganado él, pero, sobre todo, como él mismo defendió, las había ganado el pueblo.

Una semana después, Mandela juró el cargo, en el que permaneció hasta 1999, cuando decidió retirarse de la política. El expresiden­te falleció en 2013, con 95 años. El mundo lo lloró en aquel momento y lo honra desde entonces.

Un cuarto de siglo después del nombramien­to de Mandela, la “nación arcoíris” acaba de volver a las urnas sin haber conseguido superar algunos de los males que la asolaban entonces. El país sigue siendo uno de los más desiguales del mundo, con altas tasas de pobreza y de paro y carcomido por la corrupción.

El espíritu de Mandela sigue vivo, pero su ejemplo parece no haber terminado de calar en la clase política del país.

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EFE > Nelson Mandela sonríe durante una entrevista con la prensa en su casa natal de Qunu (Sudáfrica), con motivo de su 90 cumpleaños.
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> Nelson Mandela dirigiéndo­se a sus compatriot­as durante el discurso de toma de posesión de la presidenci­a tras las primeras elecciones abiertas a todas las razas celebradas en Sudáfrica, el 10 de mayo de 1994.
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> Fotografía de Nelson Mandela, el primer presidente de la democracia multirraci­al de Sudáfrica y Premio Nobel de la Paz, mientras saluda a sus seguidores en Johannesbu­rgo, Sudáfrica, el 23 de julio de 2004.
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> Un hombre posa junto a la estatua del expresiden­te sudafrican­o Nelson Mandela en el centro comercial Sandton, en Johannesbu­rgo (Sudáfrica).
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> El Premio Nobel de la Paz y líder sudafrican­o, Nelson Mandela (izquierda), y el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se asoman a la ventana de la celda donde Mandela estuvo 18 de sus 27 años como preso político en Robben Island, Sudáfrica, el 27 de marzo de 1998.
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> Imagen que muestra una pancarta con un mensaje de apoyo para el expresiden­te sudafrican­o Nelson Mandela, a las puertas del hospital en Pretoria (Sudáfrica).

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