Dolor que no desaparece
El día de ayer, cuando en todo el país se festejaba a las madres, grupos de mujeres que integran los colectivos de rastreadoras se manifestaron tanto en Culiacán, como en Mazatlán, en un acto simbólico donde recordaron a la sociedad que ellas no festejaron el Día de la Madre, pues llevan meses y años en búsqueda de sus hijos desaparecidos.
En las emotivas manifestaciones se hizo un pase de lista de las personas que están desaparecidas. En el caso de Culiacán, el acto se dio en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado, donde se hizo una exigencia de justicia y que se ponga como prioridad la investigación para hallar a las personas desaparecidas.
Fueron todos reclamos justos ante un Estado pasivo, que por falta de recursos, capacidad o interés incumple su responsabilidad de garantizar los derechos humanos de sus gobernados. De hecho, el Estado incumple en gran parte de sus obligaciones desde hace muchas décadas. El surgimiento de las rastreadoras es precisamente un fruto de ese Estado irresponsable.
Los llamados “levantones” son un fenómeno muy común en Sinaloa. Ha sido claro que en el contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, iniciada por el Gobierno del expresidente Felipe Calderón, explotó la violencia. Los asesinatos y las desapariciones se cuentan por decenas de miles cada año. Sin embargo, ante la falta de investigación seria de los casos, es difícil establecer un móvil de las desapariciones, vinculándolas con el crimen organizado o células de grupos criminales en específico. Pareciera que el Estado le apuesta al olvido. Pero el dolor de los seres queridos no se esfuma, y ayer las madres de desaparecidos volvieron a hacerlo notar.