El Debate de Los Mochis

APROVECHAR­É ESTA `SEGUNDA' VIDA, ASEGURA SINALOENSE QUE FUE PERDONADO POR EL SULTÁN

José Regino González Villarreal relató la terrible experienci­a que fue estar condenado a muerte en Malasia

- KAngelina Corral @eldebate

El pasado 30 de abril a los hermanos Luis Alfonso, José Regino y Simón González Villarreal, sentenciad­os a cadena perpetua en Malasia, les dijeron que serían dejados en libertad y serían repatriado­s a México.

11 días después, sentado en el porche de la casa de sus padres, ubicada en la colonia Loma de Rodriguera, José Regino, el más chico de los tres hermanos, contó a EL DEBATE que no podían creer la noticia, aunque tenían fe de un día regresar, no creían que fuera tan pronto. La tarde del pasado viernes, tras 50 horas de viaje, llegaron a la ciudad de Culiacán y le dieron la sorpresa a su familia.

Ellos no sabían que serían recibidos en el aeropuerto por sus seres queridos, por lo que el reencuentr­o fue muy emotivo, hubo gritos de sorpresa, llantos, risas y muchos abrazos.

“Yo quería abrazar a mi mamá y a mi hija, y todos me querían abrazar a mí”. La llegada de ellos fue el mejor regalo que su mamá pudo recibir este 10 de mayo, ya que el mayor temor de ella era no volverlos a ver, porque está enferma de diabetes y ya no puede caminar.

µ Pesadilla

Los hermanos González Villarreal fueron detenidos el 4 de marzo de 2008 en Johor, Malasia, por delitos contra la salud. En 2012 fueron condenados por un juez a la pena de muerte por medio de la horca; pero en septiembre de 2018 el sultán Ibrahim Ismail Ibni Almarhum Sultan Iskandar Al-Haj anunció su decisión de conmutar la pena de muerte por prisión perpetua.

José Regino relató que fue una experienci­a muy difícil haber estado en una prisión lejana, en un país con costumbres y comida diferentes, pero fueron bendecidos por Dios porque muchas personas, sin conocerlos, los apoyaron, a todas ellas les da las gracias.

En su encierro sentía remordimie­ntos de que su hija, a quien dejó de 3 años 8 meses, estuviera creciendo sin él, y sentía que como padre había fallado. Ahora, tras haber renacido, va a buscar una oportunida­d de trabajo con la cual ella pueda sentirse orgullosa. “Sigue una nueva vida, a echarle ganas por mis padres y mi hija”, resaltó. Para él fue muy difícil estar lejos de sus padres, y durante los primeros meses la principal barrera que tenían en la prisión era el idioma, ya que al hablar solo español no podían comunicars­e con otros prisionero­s, ni con las autoridade­s, pero terminó hablando malayo e inglés. Recordó como si fuera ayer el momento en el que fueron detenidos y acusados por narcotráfi­co, cuando las autoridade­s les dieron cachetadas y patadas porque no les creían que no hablaran su idioma.

Al saber que no mentían, los empezaron a tratar mejor. Él enfermó de tuber

«Icatsin logró una matrícula histórica con 1 mil 095 instructor­es que acudieron a todos los lugares donde fueron requeridos»

Frías Castro Castro Director del Icatsin

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AÑOS y dos meses fueron los que estuvieron presos en Malasia.

«Doy las gracias al sultán de Malasia y al embajador Carlos Félix Corona por su confianza»

José Regino González Liberado de Malasia

culosis al estar en una cárcel vieja, saturada y con pésimo control sanitario, pero logró recuperars­e. Uno de los peores momentos de su vida fue cuando fueron sentenciad­os a muerte, ese día estaban presentes en su juicio su hermana Alejandrin­a y una cuñada, por lo que al escuchar la sentencia cerró los ojos y dijo: “Hay, Diosito, aquí está mi familia”.

En un inicio, esta noticia lo torturó, pero se refugió en la oración. Ayer sobre su pecho colgaba un rosario que le regaló el embajador de México en Roma, y también el papa Francisco les mandó otros.

µ Mala decisión

José Regino dijo que fueron a Malasia para tener una vida mejor, pero lo que vivieron fue una pesadilla, por lo que ahora busca un empleo honrado. El sultán fue muy generoso al perdonarle­s la vida, y el embajador de México en Malasia, Carlos Félix Corona, los apoyó e intercedió por ellos, por lo cual no les puede fallar. También agradece a la Secretaría de Relaciones Exteriores.

José Regino dijo estar enterado de que muchos sinaloense­s oraron para que ellos salieran en libertad y fueron escuchados, por lo que no sabe cómo agradecerl­es tanta bondad. Dio las gracias al líder social Juan Jacobo de la Cruz, quien dio a conocer su caso al entonces gobernador Mario López Valdez, y al expresiden­te de la República Enrique Peña Nieto, y fue cuando empezaron a apoyarlos. También ayudó a gestionar boletos de avión para que sus familiares fueran a visitarlos a ese país tan lejano.

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FOTO: RICARDO NEVÁREZ > Refugiarse en Dios ayudó a José Regino a soportar la prisión.
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