¿Por qué leer a Javier?
La historia del periodista Javier Valdez es un reflejo de lo que somos los sinaloenses: buenos y malos. Y, claro, resulta necesario que todos conozcan el legado que nos dejó. Javier nos dio un regalo con su vida y su trabajo. Y todos significa todos, no solo amigos, periodistas, políticos, policías, sino toda la sociedad, pues con su escritura plasmó a esos ángeles y demonios de forma tan natural. Todos deberíamos analizar su vida, porque al hacerlo analizaremos la nuestra. La vida del periodista debe ser motivo de estudio social. Él levantó pedazos de historias desde los sitios más inesperados, y esos pedazos los cuidó, los abrazó, les remendó algunas partes con los hilos de su prosa clara y los expuso al mundo, para que viéramos lo que la naturaleza humana era capaz de hacer, en forma de ejecuciones, torturas o “levantones”.
Y, por otro lado, dentro de toda esa maldad, en sus textos había mensajes implícitos de amor, que se manifestaban en formas diversas: de madres, jóvenes y niños huérfanos que, eso mismo que los había tumbado al perder a algún familiar, los ponía de pie, motivados por los recuerdos, luchando contra el miedo, el dolor y las ausencias.
En los escritos de Javier Valdez no faltaban los gritos de justicia y de reclamo por aquellos a los que les daba voz, porque él era más que un reportero/escritor: vivía las historias como suyas, le daban coraje y tristeza, y eso lo podía sentir uno al escucharlo hablar.
El próximo miércoles —que se cumplen dos años de su asesinato— será expuesto parte de su legado, lleno de historias de esos buenos y malos que habitamos aquí; y también se hablará de amor y de esperanza. Todo eso plasmaba Javier en sus textos de manera genial.
Gracias.