«TODO SE EMPEORA PORQUE LA JUSTICIA NO LLEGA, ES VIVIR ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO»
A dos años de su asesinato, Griselda Triana, viuda de Javier Valdez, sigue esperando justicia para el escritor y periodista, ultimado por su labor informativa
El asesinato del escritor y periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas sigue impune después de que el 15 de mayo del 2017 le quitaran la vida a escasos metros del semanario Ríodoce, del cual fue cofundador.
«A dos años, sigue siendo igual de difícil para la familia», comentó Griselda Triana, comunicadora y viuda de Valdez, en entrevista para EL DEBATE. Además, afirmó que se sigue a la espera de justicia para las y los periodistas que han sido asesinados y dejan a la sociedad sin sus aliados y aliadas para recibir información, la cual es su derecho. Griselda Triana, activista de derechos humanos, considera que la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Libertad de Expresión (Feadle) se ha visto presionada para trabajar el caso de Javier Valdez: «La Fiscalía no debería actuar bajo presión, la Fiscalía debería hacer lo que le toca, porque para eso se creó».
Triana destacó que sí se puede pensar en avances sobre el asesinato del periodista, pues se presume que tres personas participaron, de las cuales dos se encuentran detenidas (una ya falleció): «Hay un proceso que está detenido porque ambos se ampararon. Se les negó un amparo, e interpusieron un recurso de revisión, y ni siquiera ha podido celebrarse la audiencia intermedia hasta que no se resuelva», explicó.
µ Un proceso complicado
«Muy lento», consideró la compañera de vida de Javier Valdez, es conseguir justicia. Sobre la autoría intelectual, expuso que prácticamente no tienen nada: «Eso nos enseña como víctimas que para las autoridades tal vez lo más importante es dar en primer lugar con los autores materiales, y se olvidan de quienes dieron la orden».
A la activista de derechos humanos también le preocupa que la Fiscalía no pueda mostrar con certeza que las personas detenidas son responsables y se siga avanzando en el proceso y que haya alguna sentencia que condene a autores materiales, mas no intelectuales, por lo que —afirma— se requiere que la Feadle ponga de su parte para encontrar a quienes dieron la orden de asesinar a quien fuera corresponsal del periódico
La Jornada en Sinaloa.
Así como el caso de Javier Valdez, Triana resalta el de la periodista chihuahuense Miroslava Breach, en el cual tampoco ha habido justicia y en el que la Fiscalía ha sentido presión, porque hagan su trabajo, tanto nacional, como internacional, todos los casos de asesinatos de periodistas deberían investigarse con el mismo rigor e importancia, no por presión.
«Han sido dos años de, en lo personal, tratar de vivir con el dolor que implica un crimen como el que se cometió en
Para las autoridades, tal vez lo más importante es dar en primer lugar con los autores materiales, y se olvidan de quienes dieron la orden»
contra de Javier, que no murió de muerte natural, sino atacado por hacer su trabajo», expresó la periodista.
Cuando la vida de Javier Valdez le fue arrebatada aquel día 15 de mayo del 2017, la familia —explicó Triana— no entendía la magnitud del impacto que el asesinato de Valdez significaba, pues estaba en shock; y con el tiempo la tristeza y el dolor se fueron acentuando, por lo que destacó la importancia de tener apoyo psicológico: «Todo esto se empeora porque la justicia no llega, entonces es vivir entre el cielo y el infierno. Siento como si estuviéramos en el limbo, porque nos duele mucho su crimen, pero también estamos como familia orgullosos de lo que fue, de lo que hizo», enfatizó.
µ Pérdida para la sociedad
«Para la sociedad, el crimen de cualquier periodista asesinado por hacer su trabajo es una mutilación», aseveró Griselda Triana, agregando que los asesinos de periodistas, tanto materiales, como intelectuales, mutilan a la sociedad y cercenan el derecho de esta a recibir información: «Como sociedad, estamos enterados de lo que acontece en nuestro entorno gracias a periodistas, gracias a fotoperiodistas; todos los y las colegas de Javier que ejercen este oficio», resaltó.
«Yo creo que es muy grave que sigan ocurriendo asesinatos contra periodistas, pero no nada más asesinatos, que es el peor riesgo que corren, sino también a los periodistas los intimidan, los amenazan, los hostigan, los desaparecen, los obligan prácticamente a desplazarse y dejar sus lugares de origen», abundó.
Triana piensa también en quienes hacen radio comunitaria, como Telésforo Santiago Enríquez, último periodista asesinado: «Tal vez empezaron como activistas. Hay lugares en los que tal vez ese medio es el único que tienen para estar informados, y también les están asesinando.
Dejas a la sociedad huérfana de ejercer su derecho de estar informada», lamentó.
Han sido dos años de, en lo personal, tratar de vivir con el dolor que implica un crimen como el que se cometió en contra de Javier, que no murió de muerte
natural, sino atacado por hacer su trabajo»