Profe Rodolfo deja legado en la mente de sus alumnos
El maestro Morales Zavala lleva 29 años impartiendo una de las materias más temidas en la vida de los estudiantes: las matemáticas
Durante 29 años, el profesor Rodolfo Morales Zavala ha permanecido en las aulas de la Escuela Secundaria Técnica número dos de Los Mochis, impartiendo una de las materias más temidas en la vida de los estudiantes: las matemáticas.
A sus 58 años de edad continúa preparando generaciones para verlos partir en busca de alcanzar sus sueños.
→ Fuente de conocimiento “Entré en el ciclo escolar 1990–1991, he sacado adelante a 29 generaciones y he tenido grandes satisfacciones; me he encontrado exalumnos que son todos unos profesionistas e incluso son padres de familia de alumnos a los que les estoy dando clases en este momento”. Se formó en la misma escuela que años más tarde se convertiría en su segundo hogar. “Soy egresado de la secundaria en la que he laborado a lo largo de mi vida que antes era ETI #114, luego estudié en la preparatoria hermana que era Cecyt #203, y después entré al Instituto Tecnológico de Los Mochis y egresé como ingeniero arquitecto en administración de obras”. Desde 1990 ha sido una fuente de conocimiento para sus alumnos.
“Recibí una invitación del ingeniero Mario Gutiérrez Rodríguez para dar clases de matemáticas y de dibujo, entré a dar dibujo industrial; en 1990 empecé con 12 horas y posteriormente se presentó la oportunidad de tener unas horas de matemáticas porque mi perfil así lo requería, y hasta ahorita ya tengo tiempo completo con la especialidad de matemáticas”. Su prestigio queda de manifiesto en cada alumno que logra comprender sus enseñanzas.
“La mayoría de los alumnos sienten pavor por las matemáticas, por eso es un reto lograr que las comprendan y que sientan gusto por aprenderlas; los maestros de matemáticas tenemos que analizar la situación de los alumnos porque es una materia muy compleja, por eso debemos estudiar el entorno que los rodea. Yo platico con los muchachos, trato de entenderlos porque muchas veces desconocemos si hay problemas en casa”.
Impartir una de las materias más temidas para los estudiantes ha sido todo un desafío, pero su determinación es aún más poderosa.
“He tenido muchas generaciones, en ocasiones he batallado con los alumnos porque no se les dan las matemáticas y debo esforzarme más con ellos, pero también hay niños que inmediatamente luego de una explicación captan”.
Con vocación y perseverancia ha logrado adentrar a sus alumnos en el complejo mundo de las matemáticas. “Muchas veces los maestros de matemáticas somos los más odiados por los alumnos, pero después de 29 años de experiencia me he encontrado con muchos que agradecen. Me preguntan ‘¿profe, sigue siendo como antes, como cuando me dio clases a mí?, porque quiero que le dé clases a mi hijo’. Otros me dicen: ‘gracias a usted agarré el rollo y me puse las pilas. Si usted no me hubiera reprobado, no fuera lo que soy hoy’.”
Me queda un año de servicio para jubilarme, pero mientras tenga fuerzas voy a seguir apoyando a los alumnos.
→ Meta cumplida
Cada alumno superado es una meta cumplida, y un enorme orgullo que atesorará por siempre.
“Al ver exalumnos convertidos en profesionistas, siento que he cumplido, es una gran satisfacción. A casi todo Mochis le he dado clases en mis años de servicio, porque la mayoría de los padres de familia quieren que sus hijos estudien en la ETI #2”.
Sin una profesión en mente durante su infancia, su única misión era estudiar y prepararse para enfrentar los retos de la vida.
“Yo soñaba con estudiar y ser alguien en la vida. No tenía en mente una carrera específica, pero siempre me gustó la ingeniería, la arquitectura, siempre me gustaron las matemáticas y tenía buenas notas. Soy un maestro que dejo todo en el aula. Le digo a los muchachos que por mí no va a quedar. Yo voy a entregar todo, pero necesito que pongan de su parte y que los padres también se integren”.
→ Por jubilarse
A un año de su jubilación, el incansable profesor pretende postergar su servicio en la docencia por amor a las aulas. “Me queda un año de servicio para jubilarme, pero mientras tenga fuerzas voy a seguir apoyando a los alumnos, porque hace falta la energía de los alumnos, hace falta estar en el aula. Después voy a tener mucho tiempo para dedicarme a mi familia. Soy felizmente casado, tengo dos hijas que ya están en la universidad. Podré descansar después de haber cumplido más de 30 años de servicio, claro, dependiendo de mi salud, porque quizás me voy antes”.
Su legado permanece en cada mente a la que transmitió enseñanza, y recuerda con cariño a quienes formó con sus clases de matemáticas. “Mientras estuvieron en mis manos yo traté de dar lo mejor de mí y ellos lo saben. Felicito a los que se convirtieron en profesionistas y a quienes no terminaron sus estudios. Anhelo que en dondequiera que se encuentren estén haciendo algo por el bien de ellos mismos, de sus familias y de la sociedad”.