El Debate de Los Mochis

Última sesión

- Maberrelle­za@hotmail.com

Marco Berrelleza

La desesperac­ión llega a las autoridade­s federales de la plaza, por la cercanía de los revolucion­arios, a grado tal que el general Aguilar se dirigió al ayuntamien­to de Culiacán para pedir informes sobre los empleados que este tenía, hábiles para el servicio de las armas. Atendiendo la súplica del militar, el ayuntamien­to nombra en comisión al ingeniero Luis F. Molina para que de inmediato investigue. Molina no entregará ningún informe, ya que esa fue la última sesión (16 de mayo de 1911) del cabildo a la que asistió. Ese día no nada más Molina corrió, sino también el secretario del Ayuntamien­to. En los días siguientes la situación empeoró para los habitantes de la capital sinaloense. Poco después de mediados de mayo, los revolucion­arios llegan al valle de Culiacán. Cuando Iturbe y su gente arriban a las orillas de la ciudad, ya en el pueblo de Culiacanci­to se encontraba acuartelad­o Juan M. Banderas. Mientras la ciudad estaba sitiada, Alejandro Redo, hermano del gobernador

Diego Redo, envía un recado a Molina para que de inmediato se presente ante él. Redo informa a Molina que sabía de buena fuente que en una lista que tenía Juan M. Banderas, de las personas que deberían ser castigadas por los revolucion­arios, estaba su nombre. Ni tardo ni perezoso Molina abandona Sinaloa rumbo a

Estados Unidos.

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