ZERO WASTE, ALTERNATIVA ANTE LA CRISIS ECOLÓGICA
La ONU y el Banco Mundial alertan sobre una perspectiva negativa para el futuro del planeta debido a la contaminación La corriente plantea hacerle frente a la creciente ola de contaminación y desperdicios
Ante la incesante generación de basura y la contaminación mundial que amenaza al medio ambiente, salen a la luz alternativas para promover la conciencia y minimizar la huella ecológica. Es entonces que surge el movimiento Zero Waste (cero basura), que busca reducir residuos que generamos en nuestro día a día.
Cambios pequeños en nuestra dinámica diaria, como sustituir objetos desechables por reutilizables, rechazar el uso de bolsas de plástico y conscientemente cargar con recipientes o bolsas de tela, así como comprar alimentos a granel y libres de empaques, son algunos de los ejemplos de acciones a tomar para comenzar en la incursión de una vida más responsable con el medio ambiente.
Así lo indicó en entrevista para EL DEBATE la conferencista Gabriela Baeza, quien es promotora del movimiento Zero Waste en América Latina y que, además, cuenta con una maestría en Desarrollo Sustentable con doble titulación por la Universidad de Leipzig y la Universidad de Utrecht.
Baeza apuntó a la necesidad de tomar acciones, pues el impacto al medio ambiente es una situación de emergencia que atañe a todos: «Vivimos en una época de crisis ambiental global. Las decisiones que nuestra generación tome tendrán un enorme impacto en el futuro de las generaciones venideras. No podemos esperar a que el Gobierno o alguien más venga a rescatarnos», dijo.
Pensar a futuro
Considerar cómo se desarrollará nuestro planeta en los años futuros debido a los grados de contaminación crecientes es una de las principales motivaciones que se considera para el movimiento y sus causas.
Según Baeza, quien también es fundadora del proyecto Cero Basura, es importante comenzar a vislumbrar qué es lo que nos depara como especie y a las nuevas generaciones: «Debemos de comenzar a asumir nuestra responsabilidad como habitantes de la Tierra y comenzar a cambiar el mundo, empezando por uno mismo. La principal motivación es pensar en nuestro legado», comentó. ¿Qué vamos a dejar como individuos en este planeta, montañas de basura o un mundo mejor para las generaciones venideras?, cuestionó Baeza.
Mal inminente
Esto porque la Organización de las Naciones Unidas (ONU) planteó este año en el informe «Perspectivas del medio ambiente mundial» estimaciones negativas para el ecosistema.
En el mismo se alertó que hasta una cuarta parte de la mortandad y de las enfermedades prematuras que actualmente se presentan se deben en alarmante medida a la contaminación, a los desechos provocados por el ser humano y al daño medioambiental que este genera.
Según el informe del Banco Mundial «Un panorama mundial de la gestión de desechos sólidos hasta 2050», de no tomarse medidas urgentes, los desechos y los desperdicios mundiales aumentarían hasta en un 70 por ciento para el año 2050, equivalente a 3400 millones de toneladas de basura.
Las cinco erres
El proyecto Cero Basura plantea cinco aristas para comenzar a practicar una vida más responsable.
Rechazar: negarse a ciertos productos como popotes, bolsas o desechables; reducir: minimizar la cantidad de productos con embalaje contaminante; reutilizar: usar las cosas que ya se tienen, darles un buen uso y procurar que los consumos sean de productos duraderos; reincorporar: separar basura por tipos y hacer composta de desechos orgánicos; y, finalmente, reciclar: darle una segunda oportunidad de procesamiento a los materiales.
Punto sin retorno
El desgaste y la manera en que se presenta actualmente el planeta no permite visualizar o garantizar una mejoría gradual, explicó para esta casa editorial Irma Laura Hernández León, doctora en medio ambiente.
La especialista expuso que las escalas de valor para este punto se han ido recorriendo al pasar los años; es decir, recortando los tiempos de acción disponibles para revertir el daño al ambiente: «En la actualidad, si aún existe un punto de retorno, o no lo vemos o no sabemos diferenciarlo», manifestó.
Según declaraciones del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), es probable que el calentamiento global alcance 1.5 grados centígrados entre 2030 y 2052, lo que significaría impactos negativos a la biodiversidad, ecosistemas, nivel del mar, salud, recursos naturales, entre otros. Según las «Perspectivas del medio ambiente mundial» de la ONU, se estimó que en la actualidad no se cuenta con las condiciones adecuadas para cumplir las metas fijadas en los tratados internacionales sobre cambio climático, desarrollo sustentable y protección al medio ambiente previstas para los años 2030 y 2050.
«La incapacidad constante para adoptar medidas urgentes está teniendo repercusiones negativas sostenidas y potencialmente irreversibles sobre los recursos ambientales esenciales y la salud humana», alertó el informe de la ONU. La doctora Hernández habló para ello sobre las acciones que pueden apoyar a la recuperación de la naturaleza, como el cambio de hábitos, una reducción en el consumismo y acciones cotidianas que desgastan el medio ambiente; por otro lado, apuntó a la responsabilidad empresarial, pues —insistió— existe una imperante necesidad de fortalecer el marco legal ambiental.