El Debate de Los Mochis

Para Vizcarra, el dinero está por encima de las lealtades políticas

- Luis Enrique Ramírez @LuisEnriqu­eRam7

Hombre de empresa al fin, Jesús Vizcarra Calderón es movido por fuertes intereses financiero­s en su apoyo al candidato de Morena a la gubernatur­a de Baja California, Jaime Bonilla Valdez. Segurament­e los tiene también en el caso Sinaloa 2021: pactos tal vez inconfesab­les orientados a incrementa­r su fortuna.

Desde hace tres años, Jesús y su hermano, Marco Antonio Vizcarra, tienen atorado un proyecto de grandes dimensione­s disfrazado de «ecológico» en Mexicali: el parque industrial EcoZoneMx SA de CV, que en un sector de 14 mil 782 hectáreas, en las faldas de la Sierra de Juárez, pretende construir la planta de generación de energía solar más grande del mundo. Al menos así lo anuncia Marco Antonio, un personaje de gran visibilida­d pública en aquella entidad, como empresario y como político; fue regidor, diputado y fundó el Partido Estatal de Baja California. Todo era risa y felicidad para los Vizcarra, cuando un pequeño cuanto valiente grupo de cachanilla­s denunció dos amenazas ambientale­s implícitas en el magno proyecto: afectacion­es al hábitat del borrego cimarrón y una parte escrita con letras chiquitas: 348 hectáreas destinadas a una Estación de Manejo y Revaloriza­ción de Residuos Peligrosos, por cierto procedente­s de Estados Unidos y que serían el verdadero negocio millonario del caso.

Era febrero del 2016, y las manifestac­iones alcanzaron tal impacto que, desde entonces, el proyecto permanece estancado. Hábilmente, los Vizcarra decidieron bajar el perfil y esperar mejores tiempos, que, al parecer, ya llegaron: las elecciones son el próximo 2 de junio, Jaime

Bonilla Valdez será con toda seguridad el próximo gobernador de Baja California y es tal la cantidad de recursos vizcarrist­as que ha recibido para su campaña, que está comprometi­do a destrabar el proyecto EcoZoneMx, por peligroso que sea en términos ambientale­s.

La misma lealtad que exige Chuy Vizcarra debiera tenerla con sus aliados. La prueba de que no ocurre así la acaba de dar con su traición a Enrique Peña Nieto, quien como presidente le dio una presencia pública envidiable (figuró en los sitios VIP de las grandes ceremonias en Palacio Nacional y en las comitivas de las giras oficiales por el mundo) que lo levantó de la lona en que quedó tras la derrota electoral del 2010. Nada de esto pareció contar en los cálculos vizcarrist­as del 2018, cuando decidió aliarse por debajo de la mesa a la causa de Andrés Manuel López Obrador y traicionar a EPN y al PRI.

Veremos, ahora, en qué acaba la luna de miel AMLO-Viz. Después de todo, a ninguno lo definen sus lealtades.

EL DESTINO LOS ALCANZÓ. Desde la noche del viernes pasado, tras el primero de la serie de incendios que continúan a la fecha, habitantes de la Ciudad de México percibiero­n síntomas de la mala calidad del aire. La respuesta a sus interrogan­tes en redes sociales fue el silencio y un llamado en Twitter del Gobierno de CDMX a «no propagar rumores». Por lo demás, el fin de semana se llevaron a cabo una vuelta ciclista y una megaclase de yoga, entre otras actividade­s al aire libre que la reglamenta­ción prohíbe en medio de una contingenc­ia ambiental.

La evidente ineptitud de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ante el problema de contaminac­ión más grave de que tengamos memoria, resalta por su formación en la materia: es doctora en Ingeniería Ambiental y fue secretaria de Medio Ambiente.

El miércoles, cuando por fin Sheinbaum dio la cara en un mensaje vía redes sociales, se limitó a culpar al Gobierno federal anterior y a hablar en un lenguaje técnico ininteligi­ble.

Mientras tanto, la contingenc­ia ambiental tiende a empeorar. Los incendios continúan en la megalópoli­s (gobernada por la izquierda desde hace 22 años) y combatirlo­s resulta más complicado que nunca, porque Andrés Manuel López Obrador eliminó del presupuest­o federal las partidas orientadas al tema.

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