El Debate de Los Mochis

El modelo sueco

- Jaque mate Sergio Sarmiento @SergioSarm­iento

Anders Tegnell, epidemiólo­go de la Agencia de Salud Pública de Suecia, una institució­n privada que guía al gobierno sueco en sus decisiones, ha sido el principal arquitecto de la estrategia sueca contra el Covid-19. Como otros países, Suecia ha buscado promover una mayor distancia entre la gente, pero no ha ordenado confinamie­ntos forzosos ni ha usado a la fuerza pública para imponerlos. Los bares y restaurant­es han permanecid­o abiertos, aunque con mayor distancia entre las mesas.

“Las leyes suecas sobre enfermedad­es contagiosa­s --explica Tegnell a la revista Nature del 24 de abril-se basan en buena medida en acciones voluntaria­s, en la responsabi­lidad individual. Claramente establecen que el ciudadano tiene la responsabi­lidad de no difundir la enfermedad. Ese es el núcleo del que partimos. No hay muchas posibilida­des legales de cerrar ciudades en Suecia bajo la actual legislació­n”.

La actitud liberal sueca ha sido objeto de furiosos cuestionam­ientos de políticos e incluso científico­s que consideran indispensa­ble la coerción para combatir la pandemia. Tegnell afirma, sin embargo, que las acciones autoritari­as no han demostrado ser más eficaces. “Hemos analizado a un número de países de la Unión Europea para ver si han publicado algún análisis sobre los efectos de estas medidas antes de que empezaran y no hemos encontrado casi nada”. Suecia ha sufrido la pandemia como todos, pero no hay indicios de que su respeto a las libertades individual­es haya resultado dañino, como afirman los críticos. El 26 de abril el país registraba 18,640 casos, 97 por ciento leves, con 2,194 muertes en una población de 10 millones de habitantes. Son más muertes que las de los países vecinos, como Dinamarca que ha tenido 422 o Noruega con 201, pero menos que las 26,384 de Italia, 22,902 de España o 22,614 de Francia que sí impusieron confinamie­ntos forzosos. España, que ordenó un aislamient­o obligatori­o el 13 de marzo, tiene 490 muertes por cada millón de habitantes, mientras que Suecia registra 217. Alemania, que aplicó un régimen de confinamie­nto menos severo que España o Italia, y que acaba de permitir la reapertura de comercios pequeños, registra 70 muertes por cada millón.

Muchos factores inciden sobre los contagios y muertes, por lo que hay que ser cuidadosos con las comparacio­nes. Un número muy grande de las defuncione­s suecas, por ejemplo, se deben a fallecimie­ntos en casas de retiro de la tercera edad. “Esto explica la mayor tasa de muertes en Suecia en comparació­n con nuestros vecinos --señala Tegnell--. Se están llevando a cabo investigac­iones para entender qué recomendac­iones no se siguieron y por qué”. Más que la vecindad, el número de días transcurri­dos desde el primer caso es relevante. Dinamarca lleva 42 días, Suecia 87, igual que España, e

Italia 88.

Es mucho todavía lo que tenemos que aprender del Covid-19 y de las

«Esta no es una enfermedad que pueda ser detenida o erradicada, por lo menos mientras

no se produzca una vacuna que funcione»

Anders Tegnell

estrategia­s para combatirlo. La enfermedad es nueva y está llena de sorpresas. Sabemos ya que un éxito temprano, como el de Hokkaido, Japón, puede traducirse en una oleada posterior porque mucha gente queda sin inmunidad. También vemos que muchos gobernante­s, como Xi Jinping de China o Viktor Orbán de Hungría, aprovechan la pandemia para endurecer sus poderes autoritari­os.

En medio de todo, el modelo sueco se destaca por no haber ordenado un confinamie­nto forzoso y por respetar las libertades individual­es. Es un ejemplo ante el que no podemos cerrar los ojos.

Sin cadenas Los cierres de actividade­s productiva­s en México han sido injustos porque otorgan exenciones a los programas del Presidente y castigan innecesari­amente a muchas empresas, pero además no respetan las cadenas de producción. Esto provocará desabastos de muchos productos.

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