Centenar y medio de pruebas de que sí se puede contra el COVID-19
Tan espectacular como esperanzadora resultó la portada de EL DEBATE impresa de ayer, con una fotografía memorable: la que logró captar Ricardo Nevárez cuando un paciente levanta las manos al salir del Hospital Civil de Culiacán, entre las lágrimas de alegría de sus familiares y los aplausos del personal médico que lo ayudó a vencer al coronavirus.
Fueron dos los sobrevivientes de COVID-19 dados de alta este sábado en el citado nosocomio: uno de 82 años y otro de 39. Prueba fehaciente de que a cualquier edad, con los cuidados necesarios y la atención oportuna, es posible ganarle la batalla al temible virus.
Ambos pacientes completan la lista de 155 personas que se han recuperado del coronavirus en Sinaloa, hasta el momento de redactar estas líneas.
En medio de la crítica fase 3, se agradecen las noticias alentadoras. Hay razones para confiar en que, si atendemos rigurosamente las medidas dictadas por las autoridades (la principal: el confinamiento en casa para evitar el contagio), los sinaloenses saldremos victoriosos de esta prueba.
PUEBLO MÁGICO Y SANITIZADO. Sin cuartel es la batalla que se libra en El Fuerte contra la expansión de contagios por COVID-19.
Cierto que esta guerra se da en todos los municipios del estado. Pero es de justicia reconocer el particular interés mostrado por la alcaldesa fortense, Nubia Ramos Carbajal, desde el inicio de este drama, incluso mucho antes de que fueran dictadas oficialmente las acciones a seguir. La presidenta ha dado ejemplo de sensibilidad, pero también de mano dura al atajar en su municipio, desde todos los flancos, el riesgo sanitario que hoy asuela al mundo. Este fin de semana, Ramos pareció dividirse en varias Nubias al intensificar los trabajos de sanitización en todas las sindicaturas (la primera fue Mochicahui, y ayer le tocó a Jahuara II) y la cabecera municipal, además de repartir
400 kits de limpieza a familias, donar 100 batas quirúrgicas a personal médico y divulgar una efectiva campaña para el cuidado del agua.
Todo, sin escatimar gastos. «Primero está la salud de la población», afirmó la alcaldesa.
LUCES SOBRE EL PORVENIR. De manteles largos luce el periódico Excélsior con el debut, entre sus columnistas, de la senadora Imelda Castro Castro.
La brillante pluma de la académica y política sinaloense nos entrega interesantes artículos, como el del pasado viernes, titulado «Hacia el nuevo orden mundial pospandemia».
Con maestría, la legisladora morenista ilustra el futuro de nuestro país y del mundo tras el COVID-19, que, augura, «detonará la más grande recesión económica después de la depresión de los años 30 del siglo XX». Probablemente, indica, estemos ante el fin de la globalización como la conocemos. Argumenta: «En el caso de México y América Latina, por sus altos niveles de subdesarrollo económico, puede agudizarse una mayor migración de la gente del campo hacia las ciudades en busca de establecerse más cerca de los servicios de salud. Ello generaría la necesidad de ampliar el resto de los servicios públicos y un mayor gasto social, que tendría que hacerse, a costa de presionar la garantía de las transferencias directas que mantienen algunos regímenes de bienestar, como el nuestro.
»En contraparte, en nuestra región, México se ha convertido en uno de los países en los que más se ha incrementado el comercio electrónico, lo que puede significar una ruta para acelerar la salida de la actual crisis económica, pues el confinamiento de las personas hará que se confíe más en el uso de las tarjetas de crédito y en las llamadas plataformas de contacto. Esto se puede impulsar con políticas que mejoren la competencia de protección de datos y educación digital. De ese tamaño son los retos para arribar al nuevo orden mundial pospandemia». Imperdible análisis.