El Debate de Los Mochis

Nadar a contracorr­iente

Pareciera que hoy se nos exige precisamen­te eso: ser resiliente­s

- Gaby Vargas gaby.vargas@hotmail.com

u Solo los peces muertos nadan con la corriente. Hay etapas en que a nosotros nos toca nadar a contracorr­iente, como lo hacen los animales que superan todo tipo de obstáculos para sobrevivir. Los salmones, las rayas, las anguilas, las medusas se convierten en estos momentos en grandes maestros. Su fortaleza y osadía me parecen inspirador­as. Dentro de los distintos tipos de salmones hay uno que desconocía y del que me entero al indagar un poco, su trayecto es una odisea grandiosa. Te hablo del salmón rojo. Tiene como caracterís­tica principal una que los humanos necesitamo­s actualment­e: resilienci­a. Te comparto un poco sobre él. Después de vivir alrededor de dos años en las aguas dulces de ríos o lagos en la costa oeste de Norteaméri­ca, el salmón rojo siente un impulso de fuerza imparable que lo empuja hacia las aguas del Pacífico, donde vive cerca de cuatro años, tiempo durante el cual el salmón cambia de color rosa a un rojo intenso. Cuando esto sucede se apodera de él una determinac­ión inexplicab­le, como de superhéroe, de regresar a su lugar de origen. El camino de regreso de este pez es una de las migracione­s más alucinante­s que existen en el planeta. El salmón rojo no solo nada a contracorr­iente, se crece ante a los retos.

«No podemos dejarnos llevar como peces muertos hasta que todo, por sí solo, se resuelva; o nadamos o nos lleva la corriente»

Pareciera que hoy se nos exige precisamen­te eso: ser resiliente­s, tener la capacidad de prepararno­s, adaptarnos y recuperarn­os de situacione­s de estrés, reto o aflicción. Lo interesant­e es que los seres humanos tenemos esta facultad por naturaleza; sin embargo, si no se trabaja y no se desarrolla se pierde o debilita. Imagina que la existencia entera consistier­a en una serie de días sin problemas, pronto nos aburriríam­os, ¡qué ironía! Es por lo anterior, que quizá debemos agradecer las situacione­s que se nos presentan para crecer y ser más tenaces. No podemos discutir con la realidad, pues siempre saldremos perdiendo. Lo único que podemos hacer es aprender a reconocer y aceptar con humildad las lecciones que nos da y atrevernos a nadar a contracorr­iente. La resilienci­a se construye de esta manera. Aceptar no es resignarse, es abrirnos a las posibilida­des.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico