Las exigencias
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, llegó ayer a Sinaloa después de una gira que hizo en el estado de Nayarit. Desde que entró a la entidad le llovieron protestas y peticiones de los diferentes grupos sociales.
En el Rosario, Costa Rica y en Culiacán, en donde pernoctó, las demandas de los ejidatarios, productores agrícolas y civiles no se hicieron esperar.
Por ejemplo, en el sur de Sinaloa le pidieron el pago justo de sus tierras, en la caseta de cobro de Costa Rica y en las afueras de conocido hotel en Culiacán los productores le exigieron un precio fijo para el maíz, otros le pidieron la reintegración de sus trabajos, y unos más el cumplimiento de los tratamientos contra el cáncer en niños, por decir algunos casos.
López Obrador en ninguno de los casos se detuvo a atenderlos personalmente. Pasó de largo.
Hoy tendrá una agenda oficial en la que se topará con lo mismo: grupos de sinaloenses queriendo que intervenga para que se les resuelvan sus problemas.
Ya quisieran los sinaloenses que cuando menos la mitad de lo que se le plantee lo atienda.
El discurso ya sale sobrando. Lo que se quiere son hechos concretos para mejorar la calidad de vida y más ahora que se tiene encima la pandemia del coronavirus.