El Debate de Los Mochis

Hechos testarudos

- @SergioSarm­iento Sergio Sarmiento JAQUE MATE

El COVID-19 nos ha sorprendid­o una y otra vez y ha obligado al cambio de estrategia­s de las autoridade­s sanitarias. Sabemos que el confinamie­nto puede ayudar a prevenir la difusión de la enfermedad, pero solo si se hace muy temprano. La experienci­a nos demuestra, por otra parte, que los países que más éxito han tenido contra la pandemia son los que han hecho pruebas y aislado a los contagiado­s, y no a la sociedad en su conjunto, y que además han logrado un mayor uso de mascarilla­s.

Algunos países, como Nueva Zelanda y Noruega, han tenido éxito con el confinamie­nto. Lo aplicaron muy temprano y son relativame­nte aislados. Hoy enfrentan, sin embargo, los problemas de abrir nuevamente la economía, porque es imposible cerrar durante varios años, y su población tiene bajos niveles de inmunidad. China aplicó con éxito un confinamie­nto muy rígido, y utilizó la fuerza pública para obligar a la gente a permanecer en sus casas, pero los rebrotes muestran los problemas de largo plazo de esta estrategia.

Otras naciones, como Italia, Francia y España, han aplicado confinamie­ntos obligatori­os con poco éxito inicial, aunque con el paso del tiempo sí han logrado contener la pandemia. Sin embargo, también están teniendo problemas de rebrotes.

Algunos de los países que más éxito han tenido en la lucha contra el COVID no han recurrido al confinamie­nto obligatori­o, tan favorecido por quienes gustan de los gobiernos autoritari­os. Se trata de Singapur, Corea del sur y Taiwán, entre otros, que utilizaron una combinació­n de pruebas, con seguimient­o para aislar a los contagiado­s, y mascarilla­s. Tener buenos sistemas de salud también ha funcionado, aunque no para reducir contagios, sino las muertes, como en el caso de Alemania.

México no ha sido en esta lucha el ejemplo para el mundo que proclama el presidente López Obrador, en una actitud triunfalis­ta, ciega ante los hechos, muy similar a la de sus colegas Donald

Trump de Estados Unidos y Jair

Bolsonaro de Brasil. Es verdad que aplicó un confinamie­nto parcial, no obligatori­o, que no violó las garantías individual­es, pero restringió las pruebas y minimizó el uso de mascarilla­s.

Hasta la fecha el presidente

López Obrador afirma que no hay pruebas científica­s de la eficacia de los cubrebocas y se niega a emplear estos en público.

México tiene, como dice AMLO, un número relativame­nte pequeño de casos ponderados por población: 3,439 por cada millón de habitantes hasta el 3 de agosto. Singapur, por ejemplo, registra 9,112, casi tres veces más. El bajo número de México, sin embargo, es consecuenc­ia de la política de limitar las pruebas. México ha aplicado

7,834 pruebas por cada millón de habitantes; Singapur, 225,652 por millón de población. El número de contagios de México es, por lo tanto, artificial­mente bajo; hay muchos casos que no han sido detectados.

¿Cuál es la diferencia en muertos? México registra 372 muertes por cada millón de habitantes, mientras que Singapur tiene solo 5. También el número de fallecimie­ntos en México, sin embargo, es artificial­mente bajo por falta de pruebas. Muchísimas muertes por COVID se registran como neumonía atípica u otros males en nuestro país.

Entiendo y comparto la decisión del presidente López Obrador de no violar las garantías individual­es para confinar a la gente contra su voluntad. Pero la aplicación de pruebas, el seguimient­o y aislamient­o de los contagiado­s, y el uso masivo de mascarilla­s son instrument­os que podrían haber evitado decenas de miles de muertes. Ya es momento de aceptarlo. y de hacer algo para remediarlo.

«Los hechos son testarudos, pero

las estadístic­as son más manejables».

Mark Twain

VEINTE DÍAS

Faltan 19 días para el reinicio de clases a distancia. En ese lapso la SEP debe preparar y producir cursos de televisión y radio para todos los niveles. Será difícil, si no imposible, hacer un buen trabajo.

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