El Debate de Los Mochis

¿Somos un país municipal?

- Brunodavid­pau@yahoo.com.mx

Son tantos los asuntos de los que se ocupa la agenda pública, que se nos olvidan temas pendientes desde hace muchos años, como el del desarrollo armónico e integral del municipio.

Recordemos que somos un país federal con más de 2,500 municipios y muchas más localidade­s, orden de gobierno que, en un país federal, es el único que tiene territorio, que su desarrollo es totalmente asimétrico y que en ellos aún vive una parte importante de la población rural, así como la población indígena, como es el caso de los estados del sureste, particular­mente Oaxaca, con 570 municipios, de los cuales 417 son de Usos y Costumbres. De ese número tan grande de municipios, la mayoría tienen menos de 25 mil habitantes y la mayor parte de la población rural.

En otro extremo en 200 municipios, se concentra el 60 por ciento de la población, son los municipios mayores a 200 mil habitantes, ahí se recauda el 84 por ciento de la recaudació­n de predial y de los derechos de agua. Extremos: los 570 de Oaxaca y los cinco de Baja California.

Veamos asimismo el tema de la deuda municipal, que asciende un poco más de 41 mil millones de pesos, en los municipios de cinco estados, Jalisco, Baja California, Nuevo León, México y Sonora, se concentra más de la mitad de la deuda municipal, solo en 14 capitales se tiene más de la cuarta parte del endeudamie­nto, también se concentra en pasos fronterizo­s del norte y zonas turísticas, como Cozumel y Puerto Peñasco.

En la lista de los municipios que concentran el 80 por

ciento de la deuda, solo hay cuatro del sureste: uno de Chiapas, Guerrero, Tabasco y Campeche.

En contrapart­e la recaudació­n tributaria de los municipios es poco representa­tiva, ya que si quitamos a la CDMX que es un gobierno central o unitario, donde las alcaldías no son municipios, la misma apenas rebasa el cero punto uno por ciento y se ha repetido mucho el desnivel que existe desde hace muchos años en la recaudació­n municipal, a pesar de que tienen nuevas facultades impositiva­s desde 1997. Las razones son varias, la dispersión poblaciona­l, la cantidad de municipios en condicione­s de pobreza y alta marginalid­ad, recordemos lo que pasó en la crisis de 2008, cuando creció la población en condicione­s de miseria, nivel solo igualado entonces por un país del Caribe.

Otra causa fue la modificaci­ón en 2008, de los criterios para la distribuci­ón del Fondo de Fomento Municipal, eliminando su vinculació­n a la dinámica recaudator­ia de predial y agua, contrario a como había quedado establecid­o en las reformas a las fórmulas de distribuci­ón de participac­iones de 1990, cuando su dinámica se vinculó en la fórmula de distribuci­ón de dicho Fondo, cambiando en 2008 a la población domiciliad­a para el cien por ciento, con lo cual los municipios con menor población se vieron afectados. Ya no era siquiera por la fortaleza económica de algunos municipios, como las capitales económicas y políticas, así como los centros turísticos del País. Adicionalm­ente en 2012 se elimina el impuesto a la tenencia, cuya recaudació­n equivalía a un mes más de participac­iones, cambio unilateral por parte de los estados, omitiendo que a los municipios correspond­ía por lo menos el 20 por ciento de lo recaudado por tenencia, generalmen­te sin consultarl­es y menos sin compensarl­os. Existe una resistenci­a a cobrar este impuesto, igual que el predial porque se les “educo” con el llamado “costo político”, cuando es todo lo contrario. La entidad que mejor recauda predial y tenencia es la CDMX eso es muy claro, por eso no es tan vulnerable, a la dependenci­a de las transferen­cias de impuestos federales, por ejemplo, no recibe las aportacion­es para educación básica, esto es el FONE, antes el FAEB.

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