Economía digital y derecho
Según un artículo publicado en 2017 por Andrés Martínez Verde, gerente de Deloitte Digital, en Diari de Tarragona, España, el 46 % de las empresas morirán en diez años si no se han transformado digitalmente, ello debido a que la transformación digital lo está cambiando todo, desde la forma en la que se organizan las empresas, hasta la manera en la que se relacionan con sus clientes.
De acuerdo a la construcción deontológica de la ciencia del derecho, esta tiene la obligación de adaptarse a los cambios que va experimentando el ser humano en sus relaciones y conductas, las cuales día a día se vuelven más complejas, en gran medida, debido a la utilización, prácticamente generalizada y globalizada, de las tecnologías de la información y su interacción en internet.
La web, o internet, tiene como característica esencial su arquitectura abierta y descentralizada, así como la inteligencia tecnológica que se ha ido construyendo gracias al aporte de sus usuarios.
El volumen de transmisión de datos en la web es descomunal y va en una vertiginosa expansión.
Ello está creando una cultura única, la de la “sociedad de la información”.
La “economía digital”, o “economía en internet”, nace como consecuencia de la utilización de la tecnología por parte de esa sociedad de la información.
El crecimiento de la “economía digital” tiene un impacto generalizado en todos los sectores tradicionales, tanto en el político, social y económico, así como en el industrial, comercial y laboral.
Estamos en una sociedad de consumo donde existen más móviles que personas, y en la que los nativos digitales supondrán el colectivo con mayor potencial de compra.
De ahí la importancia de que el derecho deba adaptarse y regular las nuevas relaciones que surgen a raíz del asentamiento de la “sociedad de la información”, el cual tiene ya como puntos esenciales, la protección de datos personales en actividades comerciales tanto nacionales como transfronterizos.
No obstante que a nivel nacional e internacional se han creado directrices, lineamientos, leyes y reglamentos para regular la protección de datos personales y el desarrollo comercial y financiero en torno a la era tecnológica, todavía falta mucho por hacer.
En definitiva, el derecho y los abogados tienen ante sí un gran reto: el de hacer un cambio fundamental y paradigmático en la forma en que se regula y se ejerce esta profesión; dar el salto cuántico, abrupto, molesto y hasta incómodo, que deje atrás la antigua praxis para dar paso a la nueva forma de abordar el complejo mundo legal de la era digital.
Como siempre, un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad.
¡Hasta la próxima!