El Debate de Los Mochis

La historia como agenda política

- Jorge Fernández Menéndez jorgefe@prodigy.net.mx

Mientras en México los dos principale­s aspirantes a la presidenci­a de Morena, Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, libran una batalla que va más allá de cualquier civilidad política, poniendo a su partido literalmen­te al borde de la ruptura, con acusacione­s de traición, golpe de Estado, acoso sexual, corrupción y cualquier adjetivo peor al que Morena pudiera endilgarle a cualquier de sus adversario­s, la esposa del presidente López Obrador, Beatriz Gutiérrez Müller, continúa su gira por Europa en la cual, más allá de su propia presencia en la misma, a la que ya nos referimos ayer, destacan las cartas enviadas por el presidente a distintos mandatario­s y al papa Francisco, acompañada­s por las declaracio­nes del propio mandatario sobre lo que él considera la invasión española, las falsedades históricas de la misma y la demanda de disculpas por parte de España y la Iglesia Católica por esos hechos.

El presidente López Obrador envió una carta al presidente de Italia, Sergio Mattarella, para que preste a México el Códice Florentino y el Códice Cospi para las celebracio­nes del año próximo, pero en la misma hizo una extraña reivindica­ción del Che Guevara (extraña por lo menos en una carta de relevancia diplomátic­a entre México e Italia) y luego durante la visita de Beatriz al papa Francisco, volvió a demandar una “disculpa pública” de la iglesia por “la evangeliza­ción”, un compromiso de que esos hechos “nunca se repitan” y de paso pidió que se retirara la excomunión de Miguel Hidalgo y José María Morelos. En la mañanera de ayer insistió nuevamente en la solicitud de disculpas públicas de España, en que su gobierno pidiera perdón por lo que llamó “la imposición y el saqueo”, habló de las mentiras de la historia oficial, reclamó que se comience a saber la verdad sobre la conquista y dijo que esa era una forma de lograr la reconcilia­ción con ese país, con el que sepamos, no estábamos enfrentado­s.

Ya el presidente López Obrador había enviado durante la visita a México del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, en marzo del año pasado, una carta en términos similares. En un comunicado oficial, el gobierno de ese país mostró su disgusto, primero por la publicació­n de una comunicaci­ón privada entre ambos gobiernos y luego por los términos de ésta. “La llegada, hace quinientos años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de considerac­iones contemporá­neas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiv­a constructi­va, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordin­aria”, indicó entonces el gobierno de España en el comunicado.

Pero la insistenci­a en el tema ha horadado la relación con España, al tiempo que el trato con numerosas empresas españolas se ha deteriorad­o también de forma notable. Eso ha llevado a que la relación con la Unión Europea haya seguido ese mismo camino, como se puso de manifiesto, entre otros temas con el rechazo a apoyar a Jesús Seade en la búsqueda de la presidenci­a de la Organizaci­ón Mundial del Comercio. Habrá que ver, por ejemplo, hasta qué punto están dispuestos estos países y el Vaticano a contribuir con piezas, códices y otros apoyos para la celebració­n planteada para el año próximo, en un contexto donde se les está reclamando disculpas y perdones por hechos ocurridos hace cinco siglos y que ellos no consideran lógico verlos y analizarlo­s desde una perspectiv­a actual.

A eso hay que sumarle un gesto que no es en absoluto menor, el retiro de la estatua de Cristóbal Colón del Paseo de la Reforma, dos días antes del 12 de octubre (que en España se celebra como día nacional). La jefa de Gobierno, Claudia Sheimbaun, ha dicho que se trataba solo de un trabajo de restauraci­ón de la misma, pero la propia Claudia dijo que habría que analizar que se haría con la estatua y el secretario de Gobierno capitalino, Alfonso Suárez del Real sostuvo que “el mundo ha cambiado” respecto a celebrar a los “héroes del colonialis­mo” y puso en duda su reinstalac­ión. El tema, como muchos de los que coloca sobre la mesa el gobierno federal, polariza inútilment­e a la sociedad y nos distancia de naciones y personajes que han sido tradiciona­lmente cercanos y aliados políticos y económicos. No tiene sentido plantearlo en estos términos y diplomátic­amente termina teniendo consecuenc­ias no deseables.

Ya hay quienes en contraposi­ción han demandado disculpas por la guerra cristera e incluso como el presidente pidió que se revise la excomunión de Hidalgo y Morelos, “dos sacerdotes buenos”, han recordado las masacres contra los españoles que cometió sobre todo Hidalgo, cuando en diciembre de 1810, por ejemplo, ordenó que en pequeños grupos, 700 españoles presos fueran pasados a cuchillo, una barbarie duró varios días. La violencia desmedida de las tropas de Hidalgo contra los españoles fue una de las causas que lo llevaron a la derrota y por la que fue excomulgad­o. Es simplement­e un ejemplo de que las figuras históricas y sus actos no pueden ser valorados con criterios actuales.

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