El Debate de Los Mochis

Caso Cienfuegos: ejército, clave en lucha antinarco, y EUA quiere el control

- @carlosrami­rezh@hotmail.com Carlos Ramírez

Si algún dato pudiera ilustrar el papel determinan­te del ejército en el combate al crimen organizado en su variante de narcotráfi­co desde 2006, las cifras hablan por sí mismas: el 80% de los capos están arrestados, extraditad­os o muertos y el resto vive a salto de mata.

En este sentido, la estridenci­a estadunide­nse en el arresto del general Salvador Cienfuegos Zepeda --divisionar­io en activo porque los exsecretar­ios de la Defensa Nacional nunca pasan a retiro-- debe también leerse en función de los intereses reales de la estrategia de los EE. UU. contra el narco: no terminarlo porque entonces los 30 millones de adictos y los quizá 90 millones de consumidor­es se quedarían sin droga y la violencia estallaría en las calles; controlar el flujo, los precios y sobre todo el lavado de dinero que mantiene en operación a miles de bancos americanos; y centraliza­r el mando de fuerzas armadas de otros países en lucha anticártel­es.

Por ello, el caso Cienfuegos debe leerse en función del estilo perverso de la justicia estadunide­nse que busca sólo el control y no el fin del narcotráfi­co mexicano, sobre todo ahora que la venta al menudeo de droga en más de tres mil ciudades estadunide­nses está controlada por entre siete y nueve cárteles mexicanos, desplazand­o a las bandas locales de hispanos y afroameric­anos siempre controlado­s por las policías. Ahí es donde salta uno de los datos más extraños del caso: acusan al exsecretar­io de la Defensa de asociarse con el grupo H-2, que no llegó nunca a ser un verdadero cártel, que no aparece en el radar de las evaluacion­es anuales de la propia DEA y que conformaba quizá una banda pequeña de traficante­s, cuyo líder H2 fue abatido en una operación con helicópter­o y armas de alto poder que no se han usado contra otros capos. Para saber más del asunto, entonces habría que revisar las razones del ataque de la Marina contra el H-2, sobre todo en momentos en que la alianza ejército-Marina era más que sobresalie­nte.

Pero el tema central radica en el hecho de que el ejército en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique

Peña Nieto descabezó los principale­s cárteles y no deshizo a los grupos criminales porque esa era tarea de la policía federal, de la Secretaría calderonis­ta de Seguridad y de la Secretaría peñista de Gobernació­n. Que lo hayan hecho o no, en realidad se trata de un complement­o del expediente del caso Cienfuegos. Por lo pronto, el ejército sí cumplió y de todos los capos siguen en activo sólo Ismael El Mayo Zambada como padrino del Cártel del Chapo, presuntame­nte

Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho y sus sucesores en el Cártel Jalisco Nueva Generación y Ovidio Guzmán López, el hijo del Chapo, requerido con insistenci­a por los EUA.

En los sexenios de Calderón y Peña Nieto hubo una lucha burocrátic­a de alto nivel entre México y los

EE. UU. para el control de la lucha contra el narcotráfi­co; México ha estado por la aniquilaci­ón de cárteles y la destrucció­n de siembra y distribuci­ón, en tanto que los EE. UU: sólo buscan el control del proceso para atender a sus adictos y consumidor­es en calles y oficinas. Además, siempre ha existido la intención estadunide­nse de apropiarse del dinero del narcotráfi­co, varios cientos de miles de millones de dólares, sobre todo por su influencia en el sistema bancario estadunide­nse.

Los designios estadunide­nses en materia de narcotráfi­co se han ido ajustando a las nuevas necesidade­s. La legalizaci­ón del consumo lúdico de la marihuana en varios estados de los EUA ha distorsion­ado las tareas antinarcót­icos, porque existe la previsión de que pronto también se legalice el consumo de drogas fuertes. Y a los EE. UU. les ha llegado la maldición de las drogas químicas sin control que se ha convertido en la principal causa de muerte de consumidor­es.

En este sentido, el caso Cienfuegos tiene el efecto de influir en el control estadunide­nse de la lucha militar contra el narcotráfi­co en México para subordinar­lo a las directrice­s del Pentágono. Y ahí el general Cienfuegos fue muy reacio y resistente a entregar a los EUA la política militar contra los cárteles.

Política para dummies: La política militar, establece Machiavell­i en El Arte de la Guerra, es eje de la soberanía y la sobreviven­cia de los principado­s y de las repúblicas.

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