MUJERES JÓVENES ROMPEN TRADICIONES
De acuerdo con un investigador de la UNAM, el porcentaje de solteras ha ido en aumento en las últimas dos décadas, reflejo del crecimiento de las mujeres que trabajan más allá del espacio doméstico. Una muestra de la modificación social que representa tam
México se acerca cada vez más a ser un país mayoritariamente de población soltera. De acuerdo con cifras del Censo de Población y Vivienda 2020, realizado por el Inegi, el 34.2 por ciento de los habitantes son solteros, sólo 1.2 por ciento menos que la población casada. Al respecto, Carlos Welti Chanes, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM, explicó: el cambio radical está en el segmento poblacional de mujeres solteras de 20 a 24 años de edad, quienes representan más del 50 por ciento, lo que muestra “una transformación en su estatus social”. En entrevista para EL DEBATE, el investigador explicó que ahora está sucediendo un fenómeno en México ya existente en sociedades avanzadas, es decir, el matrimonio ha dejado de ser una opción universal prácticamente para la población a partir de cierta edad. “Si nosotros observamos las cifras sobre matrimonios civiles del Inegi, al finalizar el siglo XX, en el año 1999, es el año en que se observa el mayor número de matrimonios civiles en la historia documentada de este país, es decir, alrededor de 750 mil matrimonios civiles, a partir de ese año lo que empezamos a ver es un deceso sistemático en el número de matrimonios”, explicó el investigador.
Fenómeno novedoso
Y es que para el año 2019, en las últimas cifras publicadas por Inegi, el número de matrimonios es sólo de medio millón, un descenso prácticamente del 33 por ciento, lo que detona un fenómeno novedoso que muestra que el matrimonio ya no es una opción para la población en edad de contraer matrimonio, mencionó. “Se podría decir entonces que los patrones de formación de las uniones conyugales se transforman radicalmente, pero eso va de la mano en el incremento en la proporción o porcentaje de uniones consensuales, es decir, lo que denominamos: uniones libres”, agregó. Por tanto, prácticamente en todos los grupos de edad, tanto de hombres como de mujeres, hay un crecimiento importante de las personas que se declaran en unión libre, lo que para Welti es algo inédito. Esto refleja el crecimiento de las mujeres que trabajan más allá del espacio doméstico, en una actividad remunerada. Es una muestra de la modificación social, representa también un incremento en su nivel de escolaridad, añadió.
Cambio en los patrones
Por tanto, ese dato tan simple indica que ellas continúan con el rol tradicional de esposa o cónyuge, incluso de madre, pero tienen el reconocimiento y la posibilidad de cumplir con otros roles, lo cual se muestra en el aspecto demográfico.
“Lo que es de llamar la atención es esta transformación en los patrones de unión conyugal, porque no solamente creció el porcentaje de solteras, sino aumentó el de mujeres que se declaran en unión libre, es decir, que no hay formalización jurídica o social en términos generales de su unión”, destacó Welti Chanes. Sobre este grupo de mujeres entre los 20 y 24 años de edad, mencionó que por primera vez más de la mitad de las mujeres se declaran solteras, lo que resulta importante porque hace algunas décadas se decía que la mujer que a los 25 años de edad seguía soltera “ya se le había pasado el tren”, indicó. Ahora, por primera ocasión, este grupo, en donde se producía el mayor cambio en el estado conyugal, muestra ya que la mayor proporción o el mayor porcentaje es de mujeres solteras, detalló.
Impactos económicos
El investigador destacó que, si bien esta reducción en el número de personas casadas es un fenómeno tanto en mujeres como hombres, es más visible en el caso de las mujeres debido a que los hombres que tienen una relación consensuada se declaran solteros, aunque en realidad tengan una pareja conyugal estable, que no es el caso de las mujeres, lo que significa también que ya hay un cambio en el patrón de formaciones de las uniones conyugales. Los índices demográficos tienen impacto en todos los ámbitos de lo social, lo que nos puede llevar a pensar en el impacto que puede tener más allá de lo demográfico, la disminución en el número de matrimonios, porque eso significa que la industria o el sector de servicio que atiende la celebración de las ceremonias civiles y religiosas alrededor del matrimonio será impactado directamente. Es importante porque, más allá de esta caída en la actividad económica en todos los sectores, la transformación también de estos patrones de las uniones conyugales tendrá impactos económicos de una naturaleza no visualizada, mencionó. “Parecería que el mercado matrimonial se ha trasformado, que el matrimonio es una opción para la población tanto para hombres como mujeres, pero seguramente este crecimiento en los porcentajes de solteros nos muestra la formación de las primeras uniones, pues, que se va a retrasar en su edad”, agregó.
La incertidumbre
De acuerdo con el experto, esta baja en los matrimonios es a causa de que por mucho tiempo se promovió el matrimonio formalizado para la reproducción, pues era fundamental que las parejas conyugales procrearan, de ahí que naciera otra de las grandes tradiciones del país: la fiesta de 15 años de las mujeres, en la que el objetivo era comunicar a la sociedad que la joven estaba lista para reproducirse, situación que en la actualidad ya se ve como una aberración el promover el matrimonio desde esta edad, explicó. “Esto explica que, en un país como el nuestro, una de las características demográficas que ha permanecido durante mucho tiempo es la elevada incidencia del embarazo adolescente y de la maternidad adolescente, el número de embarazos y nacimientos que se producen entre jovencitas de edad de 20e años sigue siendo muy importante en nuestro país”, dijo.
También, con la transformación en otras esferas de lo social, especialmente con el incremento en el nivel de escolaridad de las mujeres, con su participación en las actividades económicas fuera del ámbito doméstico, resulta que estos roles de estudiante, trabajadora y profesionista compiten con el rol de esposa o de madre, lo que explica estas cifras del censo de población en cuanto al descenso en los matrimonios, comentó.
Otro factor es que a nivel mundial se ha incrementado el nivel de incertidumbre, por lo que ahora los jóvenes viven permanentemente con gran incertidumbre sobre su futuro, situación que antes no era primordial porque no se tenía la información suficiente que permitiera incorporar los riesgos como el de no encontrar trabajo o perderlo, pero ahora que se tiene, no es fácil que lo jóvenes adquieran un compromiso como el que significa formar una familia a través de una unión conyugal.
Estas transformaciones, indicó el especialista universitario, se apreciarán en los patrones reproductivos, y también en el dilema sobre el futuro — en el caso de los jóvenes— que no pueden aceptar compromisos, como el de la unión conyugal, o tener hijos, debido a que los niveles de incertidumbre económica se incrementaron. “No pueden tomar ese riesgo los jóvenes de asumir roles que significan responsabilidades adicionales a las que ya tienen, por la situación que vivimos en la sociedad”, enfatizó.
«Lo que es de llamar la atención es esta transformación en los patrones de unión conyugal, porque no solamente creció el porcentaje de solteras, sino aumentó el de mujeres que se declaran en unión libre»
Carlos Welti Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM