El Debate de Los Mochis

AMLO, mata al mensajero

- @luispazos1 Luis Pazos

Anadie le gusta recibir malas noticias, pero ignorarlas no las cambia. El mal empeora si no las analizamos y solucionam­os.

Al presidente López Obrador, como a nosotros, no le gustan las malas noticias, y lo saben sus colaborado­res. El dárselas, por su carácter, puede significar hasta perder la chamba.

Cuando el director del Instituto Mexicano del Petróleo dio a conocer que el proyecto de refinería en Dos Bocas no era viable por su ubicación y de construirs­e tendría pérdidas por 20 años, en lugar de analizar sus recomendac­iones, lo corrieron.

La Auditoría Superior de la Federación dio a conocer que la cancelació­n de la construcci­ón de Texcoco salió más cara que haberlo construido, corrieron al auditor que estuvo a cargo de esa auditoría, pues dijo el presidente que estaba equivocado.

Con esa actitud se cumple el dicho de matar al mensajero que lleva malas noticias. Ante el peligro de que los “maten”, varios de sus colaborado­res renunciaro­n a ser colaborado­res y se convirtier­on en servidores. Entendiero­n que al presidente le gusta escuchar el “vamos bien” y pintarle un panorama optimista, aunque no coincida con la realidad. Esa actitud parece ser fundamenta­l para volverse uno de sus consentido­s.

Un ejemplo es el subsecreta­rio de Salud, que ante los comentario­s del presidente de que no le gustaba usar cubrebocas, acomodó sus mensajes y dijo que el cubrebocas no era importante. Esa decisión costo muchas vidas. El subsecreta­rio dejó el puesto de colaborado­r, para convertirs­e en un servidor. Uno de los resultados de esa cómoda actitud, fue que él, el presidente y varios miembros del gabinete se contagiara­n de covid.

La posición del presidente, de no aceptar malas noticias, ni las cifras o hechos que dan a conocer las propias dependenci­as de su gobierno, resulta en que los problemas se hacen más grandes, costosos y más difícil de resolver.

A los cuestionam­ientos de algún periodista que le da datos preocupant­es de la marcha de economía, responde, con su conocida posición: “yo tengo otros datos”.

“Matar” al mensajero, en el actual gobierno es correrlo o ignorarlo, lo que empeora la situación económica de México. Y si el presidente continúa matando a los mensajeros, portadores de una realidad que no le gusta escuchar, la situación del país será peor cada día.

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