Agricultura de conservación… ventajas, dónde y cuándo aplicarla; pasos y criterios para el año cero
En un artículo anterior mencionamos que el agro mexicano y en particular el del estado de Sinaloa, presenta un modelo de producción de baja rentabilidad en las cadenas de granos y oleaginosas, debido principalmente a los altos costos de producción y bajos precios de sus productos.
Asimismo, se dijo que una alternativa que contribuye a la solución de estos problemas es la adopción de la agricultura de conservación, conocida también por la mayoría de los autores como labranza de conservación; Sinaloa es un estado con diferentes ecosistemas, que se caracteriza por sus variabilidad de suelos y microclimas, por ello no es posible emplear un modelo de producción estándar para toda la región. Ahora bien, el tipo de agricultura a realizar ya sea laboreo intensivo, agricultura de conservación, labranza reducida o siembra directa, dependerá de las condiciones específicas de cada caso en particular.
Para entender las diferentes opciones, es importante explicar lo siguiente:
El laboreo es el conjunto de trabajos de preparación del suelo realizados con el fin de obtener las condiciones más favorables para el desarrollo del cultivo. Las razones tradicionales para efectuar labores de preparación del terreno son el control de malezas, eliminar rastrojos o residuos de cultivos, airear el suelo, preparar una buena cama de siembra, nivelar o emparejar el suelo, ayudar a controlar insectos o enfermedades, mejorar sus condiciones físicas o su estructura, incorporación de fertilizantes, exponer el suelo a la intemperización, romper capas duras, mejorar la infiltración, entre otras. Sin embargo, se ha demostrado que la siembra sin preparación ha logrado iguales o mejores resultados en las cosechas y otras ventajas adicionales.
En lo que respecta a la labranza de conservación esta se define como aquel método de siembra que tiene como principal objetivo proteger el suelo de la erosión y reducir costos de producción.
Estos métodos pueden ser labranza mínima o reducida, la cual consiste en reducir al máximo los trabajos de preparación del suelo para el establecimiento de un cultivo, eliminando por completo el barbecho; el número de rastreos serán dados de acuerdo a las condiciones del terreno, en algunos casos con revivir la marca del cultivo anterior es más que suficiente para realizar la siembra de un nuevo cultivo; el otro método es la labranza cero o siembra directa, en esta se realiza la siembra sin ningún laboreo, es decir, sembrar sobre el rastrojo o residuos de cosecha aprovechando la marca del cultivo anterior. Para este tipo de siembras es necesario que la sembradora a utilizar cuente con un disco cortador de rastrojo en su parte delantera para facilitar el paso del machete o pico que deposita la semilla y el control de maleza se realiza a base de herbicidas.
Las ventajas que ofrece la labranza de conservación son que al eliminar el laboreo del suelo, se ahorra combustible, mantenimiento del equipo, depreciación y mano de obra; además se obtienen rendimientos comparables a la labranza tradicional e incluso superiores en un mediano plazo; se mejora la infiltración del agua de lluvia y riego y conserva más la humedad del suelo. Con cantidades considerables de rastrojo en el suelo, se requieren menos riegos de auxilio, esto disminuye la erosión hídrica y eólica del suelo. Otra de las ventajas es que permite la siembra inmediata después de la cosecha; hay menor pérdida de elementos nutritivos. Esto se debe a que en los rastrojo queda una parte de los nutrientes absorbidos del suelo por las plantas y al degradarse el rastrojo, estos nutrientes se reincorporan de nuevo al suelo; se presenta menos compactación, ya que se ha demostrado que la labranza y el tráfico de vehículos de ruedas son las principales causas de compactación, esto ayuda a reactivar la micro y macrobiología del suelo a su máxima expresión, los cuales interactúan con las plantas, produciendo un medio ambiente más favorable para el desarrollo y producción de los cultivos, además, con la labranza de conservación en un tiempo determinado se puede lograr tener un suelo casi húmico.
Este método se aplica cuando el agua es escasa y hay que conservarla, también se utiliza cuando el uso de la maquinaria es caro, cuando hay deterioro del suelo por la extracción de nutrientes de cosechas sucesivas y prácticas nocivas como la quema de residuos, cuando la agricultura es intensiva y se requiere ahorrar tiempo en la preparación del terreno, cuando la maleza es controlable mediante herbicidas de bajo costo económico y ambiental y donde la rentabilidad de los cultivos es limitada.
No siempre se tiene las condiciones adecuadas para introducir un sistema de conservación de suelos en todos los terrenos; por ello es importante prepararnos desde un ciclo anterior y así poder incursionar con éxito en este sistema, a este se le llamará año cero.
Para ello se sugiere realizar una programación de rotación de cultivos, ya que estos deberán llevar la misma separación entre hileras o surcos; esta distancia puede ser de 75 a 80 centímetros ya que actualmente la mayoría de los equipos y cosechadoras están adaptadas para operar a esta distancia entre surcos sin dificultad alguna. Algunos cultivos que pueden establecerse bajo estas condiciones son: maíz, trigo, soya, frijol, sorgo, garbanzo, ajonjolí, y cártamo, entre otros. Cuando se va incursionar por primera vez en la labranza de conservación es necesario preparar el terreno, en caso de ser necesario se le tendrán que realizar trabajos como barbecho para en caso de que se presente compactación del suelo romper la capa arable y poder garantizar las condiciones microbiológicas y estructurales para un buen desarrollo del cultivo; posterior al barbecho deberán destruirse los terrones mediante los pasos de rastra necesarios así como la germinación de maleza que se viene al inicio de las lluvias.
Se deberá garantizar una buena conducción para el agua, para esto es necesario hacer una nivelación del terreno y así evitar encharcamientos, el método más adecuado para esto es la nivelación por rayo láser; una vez hecho esto es importante marcar surcos y estas marcas deberán ser perfectas porque será utilizada por tres o cinco años, es decir durante ese tiempo no se moverá el suelo.
En el caso de la siembra se hace de la manera tradicional ya que el terreno no tiene residuos de cosecha o rastrojo.
En cuanto al manejo agronómico en este ciclo sólo se recomienda utilizar herramientas que encaminen a una agricultura mas eficiente como análisis de suelo y planta, nutrición integral, manejo eficiente de riego, manejo integrado de plagas y enfermedades; y para la cosecha es necesario que la cosechadora esté equipada con esparcidor (chopper) de residuos y esparcir los mismos sobre el terreno cuidando que no se formen amontonamientos de rastrojo que impidan las labores de siembra directa para el siguiente ciclo agrícola.
Concluido el año cero, estamos listos para iniciar nuestro primer ciclo en agricultura de conservación; en la siguiente ocasión les hablaremos de la metodología a seguir.