Qué tiempos aquellos
El 4 de junio de 1877, don Francisco Cañedo asumió el gobierno del estado de Sinaloa. Había llegado al poder al sumarse al Plan de Tuxtepec del general Porfirio Díaz. Durante su toma de posesión se comprometió a gobernar para todos, a sanear la hacienda pública, a impulsar la educación primaria en todos los sectores del pueblo, abrir caminos, a terminar con los estados se sitio, a impartir justicia sin ver a quien y terminar con los derroches de los caudales públicos. La Legislatura se reúne el 9 de junio y acuerda que el periodo de ésta durará hasta el 13 de septiembre de 1878. Ese año la ciudad de Culiacán contaba con 7 mil 878 habitantes. Según don Eustaquio Buelna, Culiacán era muy hermosa: “Sus alrededores son muy pintorescos; la vista hacia el río de Culiacán es deliciosa, estando sus orillas guarnecidas de álamos esbeltos que han nacido ahí espontáneamente desde la inundación de 1852, y cuyo precoz crecimiento acusa una naturaleza exuberante. “La junta de los ríos, que se verifica hacia el extremo occidental de la población, los bosques de álamos corpulentos que por siglos han visto correr las cristalinas aguas del Humaya, las huertas del lado de la ciudad, las sementeras que verdean en la opuesta banda, todo forma por ese rumbo un bello conjunto que encanta la vista del observador”. Cañedo durará el poder hasta 1909, con dos periodos de por medio.