Una historia de esfuerzo y altruismo

Eustaquio de Nicolás Vera nació en 1930, en Salduero Soria España. Quedó huérfano de madre a los 3 años y de padre a los 7 años, eso lo obligó, después de una difícil sobrevivencia en el transcurso de la Guerra Civil Española, a buscar suerte en América, como se conocía en España en esas épocas. A los 17 años llegó a América.

Llegó a Veracruz a trabajar en una tienda familiar, y después se integró a Almacenes García y La Casa Grande, eso lo trajo a vivir a Culiacán solo por 6 meses, los que se convirtieron en 63 años. En 1960 se casó con su novia de la Ciudad de México, una hija de españoles, Josefina Gutiérrez Pando, y en 1961 nació su primer hijo, Eustaquio, el Tato; siguió Ana Luz en 1962, José Ignacio en 1964, Gerardo en 1968 y Julián al final, en 1971. Su vida transcurrió entre el trabajo diario del comercio, su pasión por la pesca costera, y el mayor empeño se lo puso a su participación social, el Club Rotario, la Cruz Roja y una forma de regresarle algo a España fue como cónsul honorario de España en Sinaloa, lo que le permitió aportar mucha ayuda a sus paisanos, a sus terruños amados de España y México.

En 1958 inauguró Almacenes García Culiacán, La Casa Grande Culiacán. Siguieron Mazatlán, Hermosillo, Los Mochis y hasta 14 tiendas en el Pacífico.

Varios proyectos de Culiacán tienen las huellas de don Eustaquio: la Canasta de Blvd. Madero, la carretera Internacional, la Escuela Ing. Manuel Rivas Llamas, en la colonia 10 de Mayo; el Reloj Rotario, el Mural de la Vacuna del Sarampión en el 3 Ríos, y varios más.

Hoy, su descendencia son cinco hijos, sus nueras y yerno, 16 nietos y dos más que partieron antes que él, y cinco bisnietos.