Regresa la Ossla al Pablo de Villavicencio
La Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes regresó completa a los escenarios con un programa dedicado a Piotr I Tchaikovsky y el público los ovacionó de pie
La música clásica volvió a ser eco entre las paredes del teatro Pablo de Villavicencio y el público experimentó de nuevo esa sensación única que desde hace 15 meses no presenciaba, aquella emoción que había sido frenada en marzo de 2020 cuando la pandemia por covid-19 obligaba al recinto a cerrar sus puertas, y que arrojaba incertidumbre de cuándo volveríamos a sentarnos en una butaca a escuchar y ver de forma presencial a los músicos de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes. Hasta que la noche de este jueves sucedió lo tan esperado. Ritual pandémico
Desde temprana hora el público comenzaba a llegar. Jóvenes, adultos y hasta los rostros familiares del sector cultural se daban cita. Parejas tomadas de la mano que antes de entrar se separaban para tomar gel antibacterial y que su temperatura fuera monitoreada, el acostumbrado ritual de los meses de la pandemia. Antes de la hora de inicio, los músicos ensayaban con sus instrumentos y la distancia entre ellos era notable. Los integrantes de cuerdas portaban sus cubrebocas y una separación entre silla y silla; mientras que para los músicos de vientos y metales, unas paredes cristalinas marcaban el espacio para cada uno.
Nada diferente era para el público, quienes desde la entrada a la sala eran advertidos a ocupar los asientos con señalítica naranja y a portar en todo momento el cubrebocas. Entrega en el escenario El momento ansiado llegó una vez el reloj pasó de las 20:00 horas. Los ensambles de cuerdas, con sus violines y violonchellos, ocupaban sus asientos para sumergirse en las partituras y atender las indicaciones del maestro Miguel Salmón del Real, que con dominio los dirigía. Así comenzó a escucharse la Serenata para cuerdas en Do mayor opus 48, en cuatro movimientos, y con la que arrancaba el concierto dedicado al compositor ruso Piotr I. Tchaikovsky.
Desde su lugar, entre el público, el maestro Gordon Campbell, director emérito de la Ossla, observaba con atención a la orquesta y no podía contener girar sus manos, como las veces en que le toca estar frente a los músicos. Igualmente, el resto de los asistentes se dejaba llevar entre el poder de la música.
Más tarde, luego de un breve receso, los músicos de vientos, metales y percusiones entraban en escena para interpretar Romeo y
Julieta, obertura-fantasía, inspirada en la romántica obra teatral de Shakespeare, y que el maestro Salmón del Real explicaba los detalles musicales de esta pieza que busca narrar una historia de amor. Y luego de esta segunda pieza, de alrededor de 20 minutos, el público aplaudía de pie la entrega de todos los integrantes de la Ossla, y que de nuevo hacían vibrar el teatro Pablo de Villavicencio, hasta un regreso de la orquesta que ocurriría en septiembre próximo.