Los peligros de viajar como migrante
Pamela, 23 años
Pamela, pareja de Saúl, platica más a detalle sobre la conformación del grupo de 14 migrantes. Ella y su pareja le aportan al grupo localización satelital mediante el celular y un mapa de los albergues de cada estado. Lo que les generó confianza para unirse al grupo mayor fue la conformación de familias, los niños y las mujeres: “Yo me uní a ellos porque ellos traen niños y son mujeres también, y vienen en familia. Así nos apoyamos unos a otros. En los caminos uno no se puede confiar. Si venimos huyendo del peligro de allá, no vamos a buscar el otro peligro de acá”. Pamela comenta que salió de Honduras acompañada de su prima, un mes antes que su pareja, y que en el cruce de Guatemala les cobraron 100 quetzales por persona (alrededor de 260 pesos mexicanos): “Mi prima se adelantó, yo me quedé en el albergue de Chiapas esperando a él (a Saúl)”. Comenta que la violencia la orilló a emigrar y las extorsiones que sufrían. “Yo me voy porque no voy a arriesgar a mi hijo”. También sobre el estigma que se le tiene a los migrantes: “A veces de nuestro país emigran personas que han cometido delitos”, pero aclara, “nadie sabe lo que nosotros hemos pasado en nuestro país. En mis planes no estaba emigrar para acá, en mis planes estaba terminar una carrera (llevaba dos años cursados en enfermería) y quedarme siempre en mi país. Las injusticias de nuestro país nos hacen tomar esta decisión y emigrar, acá nosotros venimos a la deriva. No sabemos qué nos espera”. Dice que el emigrar significa “morir allá o morir acá”.