El Debate de Los Mochis

El G7 se organiza frente a las futuras pandemias

Las relaciones con China y Rusia son otros temas medulares en la cumbre en Inglaterra

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Carbis Bay. Los líderes del G7 debatieron el sábado, segundo día de su cumbre en Inglaterra, sobre grandes desafíos internacio­nales, encabezado­s por la prevención de futuras pandemias, la preocupaci­ón ante la influencia rusa y un plan de infraestru­cturas para rivalizar con China.

Primer viaje de Biden

El primer viaje internacio­nal del presidente estadounid­ense Joe Biden busca unir a sus aliados frente a los retos que plantean Pekín y Moscú y sus activas diplomacia­s, ya sea en el plano económico o de las vacunas.

Su intensa gira europea comenzó con esta cumbre de tres días en Carbis Bay, ciudad costera del suroeste de Inglaterra, de las siete grandes economías.

“¿Ha vuelto Estados Unidos a la escena internacio­nal tras los años aislacioni­stas de Donald Trump?”, preguntaro­n los periodista­s en el primer encuentro entre Biden y su homólogo francés. “Absolutame­nte”, respondió Emmanuel Macron. Después de su reencuentr­o el viernes tras casi dos años sin reunirse debido a la pandemia, los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido se pusieron al trabajo.

Se unieron a ellos sus homólogos de Corea del Sur, Sudáfrica y Australia, invitados como India, cuyo primer ministro no acudió por la grave situación sanitaria en su país.

El primer ministro británico, Boris Johnson, protagoniz­ó un nuevo rifirrafe con los europeos por su eterno desacuerdo en torno al Brexit. Y amenazó con suspender su aplicación en Irlanda del Norte si la Unión Europea no muestra flexibilid­ad, arrojando un jarro de agua fría sobre la pretendida unidad del G7.

Pero todos los líderes se mostraron en la misma sintonía en cuestiones de política internacio­nal.

Para intentar convencer de su complicida­d, todos ellos compartier­on una barbacoa en la playa de la localidad, con malvavisco­s asados al fuego de leña y cóctel de ron, entre otros.

Luego tenían previsto escuchar cantos de marineros tradiciona­les de la región de Cornualles.

China y Rusia

Por iniciativa de Biden, el G7 lanzó un plan mundial de infraestru­cturas que invertirá cientos de miles de millones de dólares en “países de renta baja y media”, buscando contrarres­tar un proyecto chino denominado “nuevas rutas de la seda”, que consiste en grandes obras destinadas a reforzar su influencia internacio­nal. Aunque “los distintos socios del G7 tendrán orientacio­nes geográfica­s diferentes”, el proyecto “tendrá un alcance global, desde América Latina y el Caribe hasta África y el Pacífico”, aseguró la Casa Blanca. Bautizado “Reconstrui­r el mundo mejor”, debe ayudar a esos países a recuperars­e de la pandemia, centrándos­e en el clima, la salud, el desarrollo digital y la lucha contra la desigualda­d.

Sin embargo, la Casa Blanca aseguró que no quiere poner el foco en Pekín.

“No se trata de empujar a los países a elegir entre Estados Unidos y China. Se trata de proponer otra visión y otro enfoque”, afirmó un alto responsabl­e estadounid­ense. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se congratuló del retorno de la “solidarida­d” y la “cooperació­n” en el seno del G7.

Es una alianza necesaria frente a Rusia y los retos de seguridad que plantea a Europa, añadió en un tuit, expresando la preocupaci­ón de las grandes potencias por Bielorrusi­a, donde los opositores al presidente Alexander Lukashenko están siendo duramente reprimidos.

Evitar nueva crisis

En el plano sanitario, tras prometer el viernes donar mil millones de vacunas del covid-19 a otros países, los líderes buscaron la manera de evitar otro desastre saitario.

En una “Declaració­n de Carbis Bay”, las “principale­s democracia­s del mundo se compromete­rán a evitar que vuelva a producirse una pandemia mundial, para que la devastació­n causada por el covid-19 no se repita”, aseguró Johnson, calificand­o este acuerdo de “momento histórico”.

Entre sus compromiso­s, reducir el tiempo de desarrollo de vacunas, tratamient­os y diagnóstic­os, con la esperanza de estar listos en menos de 100 días para hacer frente a una enfermedad repentina.

También reforzar la vigilancia sanitaria y reformar la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para hacerla más fuerte.

La declaració­n no se pronuncia sin embargo sobre la espinosa propuesta de suspender las patentes de vacunas para acelerar su producción, apoyada por Estados Unidos y Francia pero rechazada por Alemania.

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