CIENTÍFICOS SUFREN ACOSO POR DATOS DE LA PANDEMIA
El gremio hace un llamado a las instituciones de todos los niveles para que tomen acciones en defensa y protección de los científicos
La emergencia mundial por covid-19 ha empujado a muchos científicos a dar explicaciones en la luz pública. Algunos han tomado el liderazgo para informar sobre el nuevo coronavirus y las vacunas contra esta infección, o para dar diferentes puntos de vista de salud y epidemiológicos, de manera muy versátil: por medio de entrevistas en los medios de comunicación, como asesores de gobiernos y responsables políticos, e incluso, al mismo tiempo se popularizan en las redes sociales con sus publicaciones. De acuerdo con un mensaje editorial de la revista Nature (Ver liga: https://cutt.ly/xRrN2Fp), el actuar de los científicos en la difusión y su disposición al explicar detalles sobre la pandemia ha sido esencial para que la población logre una mejor comprensión de este tema, sin embargo, estar en la luz pública no ha sido positivo para todos ellos, algunos han sufrido acoso en diferentes niveles, por lo que hay preocupación en el medio científico para proteger a quienes han sufrido intimidación, percances y agresiones por parte de personas y asociaciones en contra del desarrollo científico.
Afectaciones a quienes difunden
Una investigación realizada por la revista Nature recientemente arrojó que dentro de un subconjunto de investigadores que han hablado con los medios de comunicación sobre el covid-19, un 15 por ciento de los 321 encuestados, lo que daría un total de 47 personas, habían recibido amenazas de muerte, sin embargo, un número mayor de 72 investigadores habían recibido amenazas de violencia física o sexual. Además, se halló que los investigadores que informaron mayor frecuencia de recibir acoso o ataques personales eran también más propensos a decir que había afectado su disposición a hablar con los medios en el futuro.
De los encuestados que dijeron haber dicho a sus empleadores acerca de las amenazas de muerte, alrededor de un 20 por ciento declaró que sus empleadores no los apoyaban en absoluto.
Protección es la tarea
Ante estos impactantes resultados, la comunidad científica en la revista Nature hace un llamado a todas las instituciones de todos los niveles para que tomen acciones en defensa y protección de los científicos, a la vez que condenen la intimidación hacia el gremio, toda vez que estos comportamientos agresivos pueden disuadir a los investigadores de contribuir a la discusión pública, lo que llegaría a ser una gran pérdida dada su experiencia durante la pandemia.
La mayoría de los encuestados correspondían a países de Europa y Estados Unidos, sin embargo, investigadores de todo el mundo han recibido amenazas y acoso, tanto por parte de individuos como de campañas organizadas contra la ciencia o la vacunación.
Ataques y el apoyo en otros campos
Algunos investigadores en otros campos importantes, como el cambio climático y la investigación con animales, han tenido que lidiar con el acoso y el abuso durante muchos años. Como resultado, sus instituciones han adquirido cierto nivel de comprensión y han tomado medidas para apoyar a los científicos. Actualmente, el Science Media Centre de Londres se encuentra entre las organizaciones que han publicado consejos para quienes sufren acoso, que incluyen cuándo y cómo interactuar con los críticos, y a quién acudir en busca de apoyo (ver en: go.nature.com/3lyyqlj).
Los investigadores que sufren acoso también pueden obtener apoyo de muchas otras áreas donde también es posible sufrir acoso, por ejemplo el periodismo o hasta el deporte, campos en los que las personas son blanco de amenazas tóxicas en línea y, a veces, ataques personales.
De acuerdo con la crítica de Nature, tomar medidas para apoyar a los científicos que enfrentan acoso no significa silenciar las críticas y discusiones abiertas y contundentes. La pandemia de coronavirus ha visto muchos desacuerdos y cambios de opinión a medida que han llegado nuevos datos, así como diferentes posturas sobre qué políticas adoptar. Los científicos y los funcionarios de salud deben esperar que su investigación sea multicuestionada, y por ello puedan recibir comentarios críticos que se brinden de buena fe. «Pero las amenazas de violencia y el abuso extremo en línea no hacen nada para fomentar el debate, y corren el riesgo de socavar la comunicación científica en un momento en el que nunca ha importado más», destacan los editores.