Hasta pronto y a cuidarnos mucho
Hacia finales de diciembre del año pasado, tras haber contraído covid, empecé a sentir varios malestares de tipo respiratorio a los cuales no les presté la debida importancia. Pensé que eran secuelas leves que desaparecerían en las semanas siguientes. Sin embargo, mi salud iba mermando conforme transcurrían los días hasta que, a principios de enero, me llegué a sentir francamente mal y mi oxigenación estaba muy por debajo de lo normal en tanto los dolores aumentaban.
Llegó el momento entonces de una hospitalización urgente y abundantes análisis que arrojaban un grave e inconfundible diagnóstico: embolia pulmonar, padecimiento del que nada o casi nada sabía.
Por eso, hoy quiero compartir con todas y todos a manera de una alerta sobre los síntomas y los consejos que aplican con carácter preventivo en bien de su salud.
La susodicha embolia pulmonar se trata en pocas palabras de la formación de coágulos en los pulmones que ponen en riesgo la vida, pues de desprenderse pueden alojarse a través del flujo sanguíneo lo mismo en el corazón que en el cerebro con un desenlace fatal. Coagulación que puede conformarse a causa de la genética heredada, la inmovilidad física, las secuelas del covid, o como en mi caso también por la exposición a los productos químicos que se inhalan cuando se pinta al óleo, especialmente durante muchos años, y qué decir del medio siglo en mi oficio de artista plástica.
Por fortuna, me atendieron médicamente con prontitud y eficacia, me estabilizaron y estoy en plena y entusiasta recuperación. El tratamiento será largo, al menos de tres a cuatro meses, lo que me obliga a reactivar mis actividades de menos a más, sean personales, profesionales o sociales, aparte de una medicación con anticoagulantes y una estricta rehabilitación que implica ejercicios respiratorios, caminar moderadamente y una sana alimentación a fin de reducir y desaparecer en su totalidad cualquier vestigio coagular.
Pero debo decir que estoy saliendo adelante sobre todo gracias al cariño solidario de mis seres queridos, como lo son mis tres hijos, mis hermanos y amigas y amigos que me han alentado. Y desde luego, como soy creyente, gracias a Dios y a los seres de luz que se nos han adelantado, pero siguen entre nosotros.
Por cierto, poco antes de enfermarme recibí emocionadamente la noticia de que el gobierno de Nuevo León me haría un homenaje en el Senado de la República, programado para fines de marzo.
Gracias, siempre gracias, al periódico El Debate que me abrió un espacio privilegiado para verter mis opiniones y por igual a mis lectoras y lectores, que por años me alentaron a seguir en el ejercicio periodístico. Muchas bendiciones a todas y todos.