El Debate de Los Mochis

La discreta labor de los bordadores de la industria del lujo en Bombay

Mientras une los hilos finales de su última colección de la Semana de la Moda de París, el aclamado diseñador de moda indio Rahul Mishra se inspira en Francia, y en un compañero maestro de otra época

- Agencia AFP @debate.com.mx

Bombay. Sentados en posición de loto, cuatro hombres enfilan perlas mediante un hilo de oro a través de un paño de organza. Así nacen cada día en el taller Shanagar de Bombay, oeste de India, los vestidos de novia que desfilarán en París.

Shanagar trabaja entre otros para la casa francesa Julien Fournié, que el pasado martes presentó sus creaciones en París.

En unas declaracio­nes inusuales en el tradiciona­l sector, Fournié decidió recienteme­nte denunciar “el imperialis­mo del diseño”, y advirtió que en esta temporada quiere poner de relieve el “savoir-faire” indio, “ancestral” e “inigualabl­e”. Una artesanía de la que se benefician firmas en todo el mundo, sin reivindica­r sus orígenes.

La Semana de la Alta Costura parisina se abrió con decenas de desfiles y presentaci­ones el domingo pasado para concluir cuatro días después.

Un edificio banal para un oficio artesanal

La sede de Shanagar es un edficio banal, de color beige. En su interior, decenas de hombres vestidos de polo gris, los pies desnudos, trabajan sentados en cojines en el suelo, inclinados sobre grandes paños de tejido tensados con la ayuda de marcos metálicos. En la India, el bordado es un oficio de hombres.

En el taller solo se oye el chasquido de las agujas al enfilar las perlas y el zumbido de los ventilador­es en el techo.

A ratos pasa un avión a baja altura. El aeropuerto de la capital económica india está cerca.

“Numero uno mundial”

Shanagar significa “adornar” en sánscrito. Desde hace décadas, este taller juega un papel decisivo, aunque discreto, en la ejecución de los complejos bordados para las grandes casas de moda en Europa, Estados Unidos y Japón. El bordado en la India es un oficio altamente especializ­ado, cada región tiene su estilo particular.

“Poseen un abanico de técnicas que aquí (en Francia) no tenemos”, explica JeanPaul Cauvin, director de la casa Julien Fournié. Biswajit Patra, de 31 años, lleva 15 años trabajando como bordador para Shanagar. “Aprendí el oficio en mi aldea de Calcuta, en casa, porque mi padre hacía este mismo trabajo, y mi hermano y mi hermana”. “Es ancestral. Mientras que nosotros en Europa llevábamos bonetes (un tocado) y cracoviana­s (una forma de zapato con punta muy alargada) en el siglo XVI, en India los marajás llevaban ropas bordadas en oro. Están muy por delante nuestro, son los número uno del bordado en todo el mundo”, exclama Julien Fournié.

“Lo que saben hacer, mejor que nadie, es bordar con hilo de oro, tejer los hijos en el interior de las perlas para crear degradados de color”, explica a la AFP el diseñador.

Eso le da un toque “añejo y elegante” al vestido de novia, que “brilla, aunque no demasiado”.

“Las clientas de alta costura no tienen ganas de ir vestidas como si fueran árboles

de Navidad”, añade.

“He trabajado con grandes bordadores franceses pero es complicado, cada uno quiere poner su toque y nunca obtienes exactament­e lo que quieres”, revela.

Alaïa, Gaultier y Hollywood

Chetan Desai, de 55 años, cuyo padre fundó la empresa “Creations by Shanagar” hace más de 60 años, solo vive para la moda. La empresa había empezado como un taller de costura a la mano, y de saris (ropa tradiciona­l) bordados.

Pero a mediados de los años 1990 empieza a mirar más allá, hacia Francia, donde se asocia con el costurero francotune­cino Azzedine Alaïa, cuyos vestidos bordados por Shanagar los viste entre otras la modelo Naomi Campbell.

Desai es discreto sobre su clientela actual. Excepto la de Julien Fournié, apenas menciona trabajos hechos para Jean Paul Gaultier, Yohji Yamamoto y Donna Karan.

“Me encanta trabajar con Julien Fournié. Va siempre más allá. Era un ejercicio difícil pero al mismo tiempo muy fructuoso porque algunas de sus ideas me han sorprendid­o”, explica Chetan Desai a la AFP.

Una vez los paños llegan bordados a París, Julien Fournié los plancha cuidadosam­ente, y luego el taller confeccion­a el vestido.

“El 60% de la alta costura es el planchado” revela. La colección que presentará el martes en París está totalmente bordada con perlas e hilos de Shanagar, con algunas técnicas inéditas, como los bordados confeccion­ados con trozos de tul envuelto para crear flores.

Es ancestral. Mientras que nosotros en Europa llevábamos bonetes (un tocado) y cracoviana­s (una forma de zapato con punta muy alargada) en el siglo XVI, en India los marajás llevaban ropas bordadas en oro.”

JULIEN FOURNIÉ

DISEÑADOR

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El diseñador de moda indio Rahul Mishra trabaja en un diseño en su taller de Noida.
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FOTO: AFP Un bordador de Shanagar, un taller de bordado a mano de lujo con sede en Mumbai, trabaja en un diseño. Sastres trabajan en un diseño de bordado en un taller del diseñador de moda indio Rahul Mishra, en Noida.
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Chetan Desai, director de del taller Shanagar posa durante la entrevista en Mumbai.

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